Telmah

Un elenco de 16 actores bajo la dirección de David Montero y en colaboración con el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS) puso cierre a la XXIII Muestra de Teatro universitario sobre las tablas del insigne Teatro Távora.

Allí, bajo la atenta mirada de su fundador, Salvador Távora, aquel teatro, que hace unos meses se disputaba por la supervivencia en medio de tanto desahucio cultural, se convertía en el escenario trasnochado de un sucio botellón de vino barato.

Con chupas de cuero, botas y música tecno iban apareciendo personajes entre la vorágine de un ritmo acelerado,-algunos vivos, otros muertos-, donde nada parecía tener sentido en medio de tanta decadencia y decrepitud humana. Pero la escena se congela y es la mejor amiga de la protagonista, muerta en extrañas circunstancias, y eso dice también la sinopsis de la obra, la que va marcando la lógica e hilo conductor de un guión que se construye entre saltos temporales.

‘Telmah’, una adaptación libre del clásico shakesperiano ‘Hamlet’, ha resultado el fruto de una arriesgada pero brillante propuesta que llevó a cabo el taller de investigación teatral ‘Tapar la luz’ sobre una de las tragedias más representada hasta nuestros días.

En menos de 2 meses y 10 sesiones, el taller consiguió dar forma al libreto de la Dinamarca de finales del siglo XVI para traerlo a la España actual, dando cuenta de la universalidad de los temas que trata, tales como la relación paterno-filial, la rebelión o la cuestión de la fragilidad del individuo frente al mundo.

David Montero parte de una premisa inicial que dota de sentido y originalidad a un texto aún vigente, proyectando “un Hamlet al revés” consigue revisar los códigos patriarcales del teatro y dota de una mirada feminista un texto que originariamente pervierte a la mujer de principio a fin. “Tenemos tan interiorizado los roles de género que al darle la vuelta parece hasta ridículo. Sin embargo, tiene mucho sentido ya que la mayoría éramos mujeres y nos ha servido como punto de encuentro y reflexión”, señala Cristina Basallote, protagonista en Telmah.

De nuevo el “ser o no ser” reaparece en escena sometido a las constantes disyuntivas actuales y al drama de lo cotidiano, pero con la diligencia de someter un discurso masculinizado a una ruptura con las estructuras establecidas. El hombre, en este caso, es sometido al delirio de una mujer dolida por la teatralidad y frivolidad de la vida.

Como eje y figura vertebradora se encuentra el fantasma de la madre de Telmah, asesinada por los celos y ansias de poder de su hermana Claudia. Destaca por su vestimenta fidedigna a la época y funciona como elemento perturbador en constante discrepancia con el resto de los personajes, ya que se sostiene como origen y motivo de la trama. Asimismo funciona punto de tensión entre lo nuevo y lo tradicional, re-contextualizando el panorama que propone esta adaptación.

Basallote destaca la libertad que tuvieron para moverse sobre la idea inicial del director y dejar su “propia impronta en los personajes”. La precariedad del decorado no desmerece el resultado final que, leído en su conjunto, propone una rompedora interpretación desde la concepción del Otro y todo un impulso para los jóvenes que utilizan las artes como herramienta de debate y reflexión.