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Patrimonio aprueba el proyecto definitivo de las Atarazanas

Aunque en el momento de su fundación las Reales Atarazanas fueron concebidas como una fábrica de barcos, la realidad es que a lo largo de sus casi 800 años de historia este edificio ha albergado de todo.

En la semana en la que el Ayuntamiento de Sevilla ha anunciado el inminente comienzo de las obras de rehabilitación del antiguo astillero, recordamos la azarosa Historia de este monumento.

En 1252 Alfonso X el Sabio decide levantar en la ‘Resolana del Guadalquivir’, el espacio ubicado entre la muralla y el río, un enorme edificio de 17 naves de ladrillo. El objetivo es albergar un astillero naval en el que se puedan construir simultáneamente 17 galeras, los barcos de guerra de la Armada castellana. Solo 4 años antes, su padre, Fernando III el Santo, había conquistado Sevilla y Alfonso quería preservar el valle del Guadalquivir de las invasiones marítimas del Norte de África.

Las Reales Atarazanas viven un periodo de esplendor de poco más de 200 años. A finales del siglo XV las naos y las carabelas, embarcaciones más sólidas y ágiles, le ganan terreno a las galeras. Las estrechas galerías no pueden acoger la construcción de los barcos que viajan al Nuevo Mundo. En contra de lo que se piensa habitualmente las embarcaciones que cruzaron el Atlántico nunca se hicieron en este edificio.

Desde el reinado de Isabel la Católica las Atarazanas empiezan a acoger otros usos. La reina traslada el tradicional mercado de pescado de la Plaza de San Francisco a una de las naves del antiguo astillero. Paulatinamente se le comienzan a dar otros usos a la vieja fábrica de barcos, instalándose en ella oficinas, viviendas y almacenes. La Corona cede a la Hermandad de la Caridad una nave para construir en ella una capilla. En el siglo XVII Miguel Mañara levanta el Hospital de la Caridad entre cuatro de las antiguas naves de las Atarazanas, que aún pueden verse en el patio de la actual residencia de ancianos. La Aduana ocupará las naves más cercanas a la Torre de la Plata, en el solar que hoy ocupa la sede territorial de Hacienda.

Lo que conservamos actualmente del edificio del siglo XIII son 7 naves de ladrillo que fueron usadas como Artillería desde el siglo XVIII al XX. En 1993 la Junta de Andalucía adquirió el edificio con la intención de convertirlo en un equipamiento cultural. Desde entonces acogió numerosos eventos culturales que evidenciaban el mal estado de conservación del edificio. La Bienal de Arte Contemporáneo de 2006 tuvo serios problemas en garantizar la integridad de las obras de arte expuestas por problemas de humedad y goteras.

En 2008 la entonces consejera de Cultura, Rosa Torres, entregó en un solemne acto y de manera simbólica las llaves de las Atarazanas a La Caixa. La entidad catalana presentaba un proyecto de Guillermo Vázquez Consuegra por valor de 25 millones de euros para convertir el edificio en una de las sedes de Caixaforum, una prestigiosa red de equipamientos museísticos que hoy en día están presentes en Madrid, Barcelona, Zaragoza o Palma de Mallorca.

Recreación del primero de los proyectos de Guillermo Vázquez Consuegra

La llegada de Juan Ignacio Zoido a la Alcaldía en 2011 hizo que el Ayuntamiento, del Partido Popular, y el consejero socialista Luciano Alonso, airearan un enfrentamiento por las licencias de obra. La Caixa, que recientemente había absorbido Cajasol, se replanteó la ubicación de Caixaforum, trasladándola a la Torre Pelli, espacio que se inaugurará, supuestamente, en los próximos meses.

La Consejería de Cultura comenzó entonces unas duras negociaciones para que la Caixa no se desvinculara del todo de la rehabilitación del edificio. En junio de 2014 anunciaron un segundo proyecto de Vázquez Consuegra, mucho más modesto, con una inversión de 10 millones que asumía la entidad catalana. Por su parte, la Fundación Cajasol, que mantiene su acción cultural y social tras la absorción de la caja de ahorros sevillana por parte de la entidad catalana, se comprometía a dotar de contenidos al nuevo museo.

Las siete naves que se conservan del antiguo astillero del siglo XIII serán un gran vestíbulo de entrada a modo de plaza pública. Con ello se quiere recuperar el espíritu de este espacio como escenario de “asambleas y festejos” tal y como mencionan fuentes históricas de la época. Las estancias de la antigua Artillería, del siglo XVIII, acogerán las salas de exposiciones. También se baraja la posibilidad de aprovechar las terrazas superiores, con vistas a la Catedral y al río como miradores panorámicos y restaurante.

Esta semana hemos conocido el beneplácito por parte de Urbanismo y de la Comisión de Patrimonio del nuevo proyecto. El anuncio ha despertado las críticas de asociaciones conservacionistas de la ciudad, como ADEPA y Fundación Atarazanas, que desde 2008 se oponen al proyecto de Vázquez Consuegra. Con independencia de las acciones legales que estas entidades puedan emprender, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, considera “inminente” el comienzo de las obras y calcula que podría estar terminado para finales de la legislatura. 

Historiador y Periodista. Cuando era pequeño se dio cuenta de que lo suyo era contar historias. Le da igual si sucedieron en otro siglo o hace cinco minutos. En Sevilla le enseñaron a amar el mito, en...