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Victoria rotunda en el Martínez Valero, con un Sevilla firme e infranqueable, que apenas dio opciones al Elche, pese a que en muchos momentos los locales tuvieron el dominio del juego. Bacca y Gameiro, que regresó a lo grande, goleadores.

El Sevilla volvió a dar muestra de la fiabilidad de su fútbol para sumar tres nuevos puntos a domicilio, esta vez en el Martínez Valero, con la dificultad que conlleva en un campeonato donde los triunfos como visitante se venden muy caros. Pero al equipo de Nervión le basta con esa versión tan sólida y contundente que viene exhibiendo desde el comienzo de campaña y que tan sólo hizo aguas en el Calderón.

No necesita siquiera dominar, porque su consistencia atrás le permite aguardar para dar el zarpazo. Y una vez que hace sangre, hurga en la herida y gana sin miramientos, como hacen los grandes, los llamados a estar arriba, que es para lo que parece estar hecho este Sevilla eficaz y sobre todo impermeable, sello innegociable de un equipo que juega y, lo mejor de todo, gana de memoria.

No fue el Sevilla más brillante el que jugó este domingo en el Martínez Valero, pero como siempre los de Unai fueron eficientes y jugaron sus bazas desde la tremenda firmeza y pericia que muestran en cada acción. Con más o menos acierto, el Sevilla volvió a ser reconocible por su solidez. Por eso, pese a que el Elche en los primeros cuarenta y cinco minutos fue quien tuvo la posesión del balón, fue el Sevilla quien realmente dispuso de las mejores ocasiones, con veloces contras de Aleix Vidal y Bacca con las que se rozó el primero.

Fueron esas dos salidas rápidas del Sevilla lo más destacable de una primera parte por lo demás anodina para el espectador, con el Elche dominando sólo aparentemente, porque el Sevilla no sufría y era el que verdaderamente daba la sensación de poder adelantarse en el marcador aprovechando un error en la zona de gestación de los locales.   Hubo que esperar a la segunda parte para ver acción de verdad. Lo cierto es que el partido acabó cayendo por su propio peso.

En la reanudación, con Diogo por Coke en campo, el Sevilla siguió con su papel de esperar y golpear cuando el Elche bajara la guardia. Y eso fue lo que hizo con el primer cuarto de hora cumplido Deulofeu, que fue derribado en el flanco derecho del área local, tras una buena jugada personal. El propio catalán ejecutó la falta con un disparo a puerta que rechazó Manu Herrera y enganchó Bacca en el área chica con ese instinto matador que le hace infalible en los metros finales. Con el marcador a favor, el Sevilla jugaba incluso más cómodo.

Unai dio rienda suelta a sus planes, porque antes de marcar Bacca estaba preparado para salir Gameiro, y sacó al delantero francés por Deulofeu. Gameiro reaparecía cinco meses después y no tardó en poner en aprietos a los alicantinos. En definitiva, el partido tuvo tensión hasta que el francés dijo se acabó, fulminando al Elche con un colosal cabezazo, que cerraba una jugada sensacional iniciada con un golpeo largo de Beto, al que dio continuidad por la izquierda Denis, que se fue en carrera por banda y la puso en el área por arriba para que el cazagoles galo entrara con todo y cerrara un regreso inolvidable.  

Si ya había poca historia con el tanto de Bacca, después del de Gameiro el partido quedó visto para sentencia. El francés incluso pudo hacer el tercero, pero Manu Herrera, que detuvo más que encajó, salvó los muebles para los suyos, haciendo lo propio poco más tarde ante Denis. Poco importaba hacer un gol más o no, porque la rotundidad del triunfo era tan indiscutible como la robustez de un equipo que suma 19 puntos en tan sólo ocho jornadas, sin duda números algo por encima de sus posibilidades, lo que enfatiza el buen trabajo que se está haciendo en Nervión.