Salvador Muñiz Román tiene 47 años y es vecino de La Candelaria. Trabaja en Lipasam desde hace casi 27 y hace tres donó uno de sus riñones a su mujer, Carmen María Álvarez López. Tiene tres hijos, y el menor de ellos de once años, tiene un trastorno de espectro autista, con hiperactividad y un grave problema de lenguaje.
Esta semana será el encargado de mantener limpio el entorno de la parroquia de La Candelaria, la segunda de las que visitará el Señor del Gran Poder en la Misión Evangelizadora que viene realizando en Tres Barrios. «Mi jefe sabía que vivo aquí y me ha encomendado que las calles estén impolutas mientras el Señor esté aquí», cuenta ilusionado mientras continúa barriendo la acera frente a la parroquia.
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