No soy sevillana, pero he vivido muchos años en Sevilla. He recorrido sus calles una infinidad de veces, he paseado por sus barrios, he dedicado tardes a investigar las maravillas de su casco histórico, sola y acompañada. He sido turista en varias ocasiones y he servido de guía para quienes decidían visitarme.
Me he dejado encantar por sus edificios, por sus calles, sus esculturas y su historia. Después de vivirla, reconozco que Sevilla es mágica, que en sus recovecos se esconde arte y cultura, dos realidades que enganchan y que llegan a hacerte sentir especial. Como si fueses parte de algo grande. Como si tuvieses pase VIP para disfrutar del comienzo de muchas cosas.
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