Si algo ha demostrado el Sevilla en San Sebastián es su capacidad de adaptación a los rivales. Emery bordó el planteamiento ante la Real Sociedad, pero la inconsistencia defensiva acabó impidiendo la segunda victoria consecutiva.
El Sevilla cerró todas las vías posibles en las que la Real Sociedad se encuentra cómoda atacando y castigó todas sus pérdidas, víctima de la debilidad donostiarra cuando circula demasiado en horizontal, la única forma en la que el Sevilla permitía tener el balón a su adversario.
Regresaba de nuevo Unai Emery al doble pivote defensivo con Iborra y Cristóforo, y liberando a Rakitic, que sólo debía preocuparse de presionar con tímidez la salida de balón realista y buscar el balón cuando su rival lo entregase para lanzar contras rapidísimas confiando en la velocidad de Jairo y Gameiro. Así llegó el 0-1 cuando el croata lanzó un balón medido a los pies de Jairo, que en el área controló de forma magistral y lo elevó fuera del alcance de Bravo.
En un planteamiento, que recordaba al que empleó Emery ante el Barcelona, la Real Sociedad movía constantemente el balón de una banda a otro, intentando balones largos que chocaban con la defensa sevillista y buscando pases interiores que irremediablemente finalizaban en pies visitantes. Cerraba el Sevilla por dentro con intensidad, anticipándose en el medio; y por fuera, con un Trochowski y Jairo muy trabajadores impidiendo cualquier atisbo de dos contra uno.
Sin duda, lo más negativo del encuentro era la soledad de los atacantes sevillistas, víctimas del trabajo intenso, lo que inhabilitó algunos contragolpes bien llevados por Gameiro y Jairo. Aun así, el Sevilla pudo marcharse 0-2 al descanso en un balón que incomprensiblemente Trochowski envío fuera a placer.
Nada cambiaba tras la reanudación. La Real comenzó a mover el balón con algo más de velocidad aunque su mayor dinamismo no hacía presagiar un desenlace alejado del de la primera parte. No obstante, el conjunto local encontró en los centros de la banda una grieta en el planteamiento de su rival. Unos centros, que sin ser demasiado precisos lograban poner en apuros a la zaga y al portero nervionense. Así estuvo a punto de marcar gol Vela tras un mal despeje de Beto y así empató Griezmann tras rematar su propio rechace tras un buen centro del mexicano.
El gol dinamitó por completo el partido, porque el Sevilla se olvidó por completo de cómo iba ganando el partido y comenzó a irse arriba dejando espacios atrás adecuados para la velocidad de combinación de la Real Sociedad. Fueron minutos de ida y vuelta en la que ambos tuvieron opciones, pero ninguno fue capaz de concretar en gol la calidad de sus jugadas. Fueron minutos de nerviosismo, en los que los nervionense no leyeron el partido con la serenidad que éste pedía para sus intereses.
No obstante, el Sevilla finalizó el partido encerrado atrás tras la expulsión de Cala en el minuto 84, lo que imposibilitó la ambición que demostró Emery retrasando a Rakitic y sacando a Marin y Bacca.
Pese al empate, nada despreciable a efectos clasificatorios, el Sevilla se marcha de San Sebastián con una sensación agridulce propiciada por la falta de consistencia en ciertas acciones que castigan las virtudes de un partido. En cuanto al juego, el conjunto de Unai Emery sale reforzado, pero consciente de que el contragolpe sólo será válido en partidos muy concretos y de que debe resolver su capacidad de reacción a los contratiempos de un partido, brillantemente planteado, pero ineficazmente ejecutado.
Ficha técnica
Real Sociedad C.F.: Bravo, Carlos Martínez, Mikel González, Íñigo Martínez, José Angel, Bergara, Rubén Pardo (Zurutuza 84’), Castro (Seferovic 63’), Vela, Griezmann y Agirretxe.
Sevilla F.C.: Beto, Coke, Cala, Pareja, Diogo Figueiras, Cristóforo (Marin 78’), Iborra, Jairo (Israel Puerto 85’), Rakitic, Trochowski y Gameiro (Bacca 78’).
Árbitro: Velasco Carballo, madrileño. Expulsó por doble amarilla al sevillista Cala (84’). Amonestó a los sevillistas Rakitic y Alberto Moreno.
Goles: 0-1 (17’) Jairo; 1-1 (65’) Griezmann.