Tenía razón mi profesor Pedro Rivas cuando decía que algunos creen que la paz se consigue con el simple hecho de enunciarla, sin parar a contar la de vidas caídas en defensa de la paz y la libertad.
Lo digo porque también creo que hemos sobrevalorado la paz. O, mejor dicho, la garantía de la perpetuidad de la paz y la defensa de la misma. El que les escribe, el primero. Creímos que estaba todo hecho y que ya no habría que volver a morir por la paz. Nos equivocamos.
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