Asistimos de jueves a sábado en la sala B del Teatro Central a una interesante obrita (60 minutos) de Teatro del Velador: ‘Hildegard’, dirección y creación de Juan Dolores Caballero, la historia de un joven que nunca conoció a su madre y que piensa y reflexiona sobre ella junto al casi único recuerdo que de ella ha tenido: un violín (y nueve cartas).
Bruno habla y toca sentado en una mesa, sin dar importancia a las habladurías, queriéndola porque es su madre, queriendo comprender pero mirando hacia adelante, tratando de disfrutar, dice, “porque la vida es sólo una”. Y en ello van entrando al escenario -una suerte de sencillo y viejo salón de baile con sillas junto a la pared- tres bailarinas que podrían ser ella y un bailarín travestido que -visto lo dicho y visto lo sabido (nada)- también podría ser ella.
Él la imagina, inventa imágenes que guardar en su alma, crea en su pensamiento una madre con la que identificarse. Y así aparecen las cuatro posibles madres, una a una, vestidas tipo años 30-40, presentándose con bailes simpáticos, como auténticos personajes, peculiares, cada una a su manera. Del violín emanan ritmos entrañables, cómicos. Después se tornan melancólicos, las bailarinas danzan solas y en ocasiones por parejas, pero siempre herméticas, sin permitirnos descubrir su psicología, su identidad y apenas su voz. Bailan con sus abrigos y trajes, se los quitan, siguen idénticas coreografías, danzan después por separado, a veces de manera poética, a veces de forma alocada, con movimientos como automáticos, como enfermas máquinas de dar movimiento a las melodías. La parte final, de puntillas con las zapatillas de ballet.
El narrador cuenta que recorrió con su violín los barrios altos del norte de Europa buscando a su madre. La búsqueda interior también prosigue, discurre por el camino que crea la música al igual que el escritor abre líneas de pensamiento con el lápiz en la mano.
Dentro de su gran sencillez, la historia está contada de manera dulce, sensible y con gran belleza. Juanjo Macías, Carla de la Fe, María Victoria Díaz y Diana Noriega demuestran ser muy buen y buenas artistas. Mostafá Bahja canta. El reparto es joven, Juanjo Macías el más veterano. La compañía andaluza Teatro del Velador tiene 20 años. Esta obra les hace un poquito más grandes.