Se trata de una barreduela que seguro habrá mirado en multitud de ocasiones, pero que probablemente no haya visto (casi) nunca y de la que no recuerde o ni siquiera sepa su nombre; no es de extrañar pues se trata de un estrecho y recto callejón sin salida, de apenas 30 m de longitud en el Casco Antiguo (41004) de la ciudad que, tras llevar distintos nombres a partir del siglo XVI, en la actualidad porta desde 1868 el de la cabecera. Con el que fue rotulada en honor del reconocido médico y botánico sevillano Nicolás María Monardes Alfaro (1508-1588), creador del primer jardín de plantas traídas de América, y que junto a su casa estaba en la vecina calle Sierpes, lo que seguramente favoreció su topónimo que, en ocasiones a lo largo del tiempo, se alternó con el de Doctor Monardes.
Un callejón que arranca en la calle Sagasta y lleva a ninguna parte, bueno sí, en su final a mano izquierda existe una puerta, trasera y poco conocida, que pertenece al sevillano Círculo Mercantil e Industrial, con un bello farol de diseño decimonónico. Nicolás Monardes, un experto en medicina natural considerado por muchos como “Padre de la Farmacología”, un auténtico humanista del Renacimiento y todo un personaje de su época de quien, en estos albores del siglo XXI, aún siguen existiendo dudas sobre algunos aspectos de su vida. Dudas tanto sobre su existencia vital como sobre su desarrollo profesional y docente, donde ciertos claroscuros ensombrecen su ética como científico; pero no adelantemos acontecimientos y empecemos por donde debe, por el principio.
Monardes: Fecha de nacimiento
La primera de las imprecisiones existenciales a las que le hacía referencia está asociada a su fecha de nacimiento; hijo de padre genovés y madre sevillana, de él unos dicen que nació en 1493, año del segundo viaje colombino a América, una tierra ultramar a la que nuestro hombre estará muy ligado y por diversos motivos. Pero otros estudiosos datan dicha fecha en 1512, nueve años después, y dado que tenemos constancia cierta de que falleció en 1588, Monardes habría contado con noventa y cinco (95) años en el primer caso y con setenta y seis (76) años en el segundo, ¿cuál escoger? A favor de esta última está el factor esperanza de vida, que en la España del siglo XVI lógicamente debió ser muy inferior a la actual, y lejos por tanto de los 95 años que hubiera cumplido de haber nacido en 1493.
Sin embargo, a favor, existe una prueba documental, un escrito fechado en 1587, un año antes de su muerte, en el que él mismo declara haber rebasado los ochenta años de edad, ¿entonces? Pues se ha tirado por el camino del medio, ni para unos ni para otros, y marchando una de salomónica. Se suele aceptar la de 1508 como fecha de nacimiento, lo que otorgaría a nuestro hombre una edad de unos ochenta (80) años a su muerte, que no está nada mal para ser las postrimerías del siglo XVI, y de esta forma todos contentos. De modo que, resuelta la indeterminación en su fecha de nacimiento, que es la primera de su biografía, pero no la única, pasemos a la siguiente porque, aunque no hay ninguna duda de que estudió Medicina, existen discrepancias sobre la universidad dónde lo hizo.
Monardes: Estudios y prácticas médicas
Si bien para algunos de sus biógrafos -los menos, todo hay que decirlo-, nuestro hombre cursó la totalidad de sus estudios en Sevilla, para la mayoría de ellos, el joven Nicolás se graduó como bachiller -por entonces un grado universitario- en Alcalá de Henares. Lo hizo en la especialidad de Artes y Filología (1530) y, tres años después, en la de Medicina (1533). Durante esta estancia de estudios se vio influido por el Humanismo del afamado Antonio de Nebrija (1441-1522), si bien no hay constancia de que llegara a asistir a sus clases; por cierto, el lebrijano tiene reconocimiento sevillano en estos predios (Calle Antonio de Nebrija). De lo que sí hay constancia es de dónde conseguiría el título de Doctor en Medicina, y fue en la Universidad de Sevilla, en 1547, catorce años después de haber acabado la especialidad; un tiempo durante el cual ejerció como médico, aunque al principio lo hizo en prácticas, y es que en aquella época, por ley, los nuevos médicos tenían que ejercer los dos primeros años bajo la supervisión de un médico cualificado y prestigioso.
Una especie de MIR renacentista tras el cual obtenían la Licenciatura en Medicina que les facultaba para el ejercicio libre de la profesión. Faltaban algo más de tres siglos para que surgiera la que fue conocida como Ley Moyano (1857) según la cual y entre otras disposiciones, todas las universidades, a excepción de la Central de Madrid, perdieron la facultad de conceder el título de Doctor, una potestad académica que se retomó casi un siglo después, en 1954. A propósito de esta particularidad puede visitar las entradas: Vítores en Sevilla. Significados y orígenes; Vítores en Sevilla. Más significados y orígenes; Vítores en Sevilla. Otros significados y un falaz origen; Vítores en Sevilla. Catedral, Archivo de indias, Ayuntamiento y San Clemente.
Monardes: matrimonio y ejercicio de la profesión
Una profesión que, todo hay que decirlo, no estaba muy reconocida económicamente en la ciudad de Sevilla, de hecho, la mayoría de los médicos vivían de forma modesta y eso, gracias a que eran pocos y sus servicios requeridos por organismos públicos como el Cabildo Municipal, las cárceles, los hospitales religiosos. (Continuará)