Me siento como una soixante-huitard, un sesentayochista, aunque a finales de los 60 no tenía aún edad de haber participado en el mayo del 68, pero, sin embargo, éste va a ser mi mayo del 68, porque a final de año cumpliré -si llego-los 68, aquel año mítico del que todos somos y tan pocos lo vivieron.
Constantemente les recordamos a nuestros hijos los esfuerzos que hicimos para que ellos disfruten del estado del bienestar, que ahora se tambalea. No tengo nostalgia de aquellos años porque era mu chica, sin embargo, haré como si estuviera viviéndolos de verdad y levantaré los adoquines para encontrar la playa, no haré caso a las prohibiciones y alcanzaré el cielo.
Los lemas principales fueron: 1. Il est interdire d´ínterdire…prohibido prohibir, 2. Imagine c´est la guerre et personne n´y va pas. Imagina, hay guerra y nadie va, 3. Ne travaillez jamais. No trabajes nunca, 4. Le révéil sonne: première humillation de la journée. Suena el reloj: primera humillación deldía, 5. On achète ton bonheur, vole-le. Se compra tu felicidad, róbala,6. Jouissez sans entraves, disfrutad sin obstáculos, 7. On ne se reivindiquera rien, on ne se demandera rien, on prendra, on occupera, nada se reivindicará, nada se pedirá, simplemente se tomará, se ocupará, 8. Sous les pavés, la plage, Bajo los adoquines, la playa, 9. l´imagination au pouvoir. La imaginación al poder, 10. Élections, piège à cons. Elecciones, trampa para tontos, 11. Fin de l´université. Fín de la universidad, 12. Soyez réaliste, demandez l` imposible. Sed realista y pedid lo imposible…
Los franceses se dieron cuenta ya en los años ochenta de que todo esto había sido una utopía. Más tarde vino la ola de solidaridad y pensamos en ayudar a los más necesitados en vez de alcanzar el cielo.
Yo soy más de los ochenta-el día y la noche entera- y mi sueño de visitar París no llegó hasta el 2000.
Las ganas de conocer el sitio al que hipotequé mis sueños mantuvieron mi amor por lo francés. La primera vez, fue el sur: Pau, Perpignan, Montpellier, Toulouse.
Habíamos pasado los Pirineos y no quedó constancia de ello en ningún lado, quizás una foto, ni un sello en el pasaporte. Nadie nos dio la bienvenida, nadie nos pidió papeles. Yo que esperaba aquella ocasión desde hacía tanto tiempo, con tantas ansias… ¡qué desilusión! aunque diré como en Casablanca siempre nos quedará París o como canta Zaz, París siempre será París.
Naturalmente en ninguna de las cuatro ocasiones que he visitado La France he podido poner en práctica mi francés, pues apenas si me hacía entender o ni siquiera escuchaba lo que con tanta rapidez hablaban los gabachos…y eso que ya llevaba estudiando el idioma unos cuantos de años: escribía poemas y cuentos en francés, e incluso me había atrevido a mandarlos a alguna editorial gala.
Ahora, al estilo de Raymond Queneau, me permito hacer algunas versiones.
- En attendant de Jacques Brel. En attendant quelque chose
- Versión de un texto del novelista serbio Dragan Velikic
C ‘est pourquoi María après des années vivait tous ses voyages Comme si c’ était un seul voyage.
María voyait se passer devant ses yeux villages, bois, gens et paysages…mais le voyage continue, tous les destinations étaient dans son imagination.
IL sauta facillement de sa prope vie et se melait au paysage qui l’ entournait.
Peut importe que se soit à Paris, Budapest, Praga, Vienne, London ou Lisbonne. Quand elle allait en train, toutes les villes étaient les mêmes, dan’s le même endroit. Et pour ne pas rester seule avec soi-même, elle se melait des autres ou bien elle imaginais leur vie et elle essayait de l’écrire.
Elle n’ aimait non plus les autoguides, ni les livres d’ auto-assistance ni les Manuels » fais-le toi-même”.
À vingt ans, chacun est ce qu’ elle veut être, à quarante, ce qu’ elle n’ a pas pu éviter.
À soixante sept ans elle voulait être finalmente c’ est qu’elle est-elle-même! Moi, à Paris, je ne sais ce que j´aurais devenu.
“Por eso, después de muchos años, María vivió todos sus viajes como si fuera un solo viaje.
María vio pasar ante sus ojos pueblos, bosques, gentes y paisajes… Pero el viaje continúa, todos los destinos estaban en su imaginación. Salió fácilmente de su propia vida y se mezcló con el paisaje que lo rodeaba.
No importa si es en París, Budapest, Praga, Viena, Londres o Lisboa. Cuando iba en tren, todas las ciudades eran iguales, en el mismo lugar. Y para no estar a solas consigo misma, se entremezclaba con los demás o se imaginaba sus vidas y trataba de escribirlo.
Tampoco le gustaban las autoguías, los libros de autoayuda o los manuales de bricolaje.
A los veinte, cada uno es lo que quiere ser, a los cuarenta, lo que no ha podido evitar.
¡A los sesenta y siete años, quería ser finalmente ella misma!
En París, no sé qué habría sido de mí.”