Nos encontramos en la Plaza de España (1914-1929) situada en la Av. Isabel la Católica (41013) que con sus 554 m de longitud entre la Avenida Gran Capitán y la Glorieta de Covadonga pertenece al barrio El Prado-Parque María Luisa del distrito Sur. Y de ella nos interesa su interior y más en concreto la galería porticada que recorre todo el semicírculo en cuyas enjutas de los arcos se encuentran representados unos ilustres personajes, trece en cada uno de los cuatro tramos que existen, así que 52 bustos distribuidos por su perímetro y en orden cronológico del sentido norte-sur. Personas destacadas en los campos de las ciencias, las artes o las armas, así como reyes y santos, vamos casi de todo como en botica pero de forma desigual, muy desigual, hay sólo dos mujeres entre ellos, ni un cuatro por ciento. Cada personaje está identificado con su nombre, que se puede leer desde todos los ángulos comenzando con Séneca (siglo I a. C.) y finalizando con Sorolla, fallecido cuando la Plaza estaba ya en plena construcción, siglo XX.

De los tondos

He tirado de diccionario (DLE) y el término tondo, que etimológicamente deriva del italiano ‘rotondo’ («redondo»), en arquitectura equivale a un adorno circular hundido en un paramento; se trata de una composición pictórica o escultórica, no de forma rectangular como es tradicional, y que fue importante en la Antigüedad clásica y en el Renacimiento entre cuyos autores merece una mención el escultor y ceramista florentino Luca Della Robbia (1400-1482). Al tondo escultórico también se le denomina medallón y fue característico del Quattrocento, gracias a Brunelleschi, y del plateresco, especialmente con cabezas o bustos de personajes. Como el medio centenar largo de la Plaza de España, bustos esmaltados de color blanco recortados sobre fondo azul cobalto en tondos de cerámica vidriada realizados en las fábricas de Mensaque Rodríguez y Cía. (decoración plana que rodea el tondo) y del extremeño afincado en Sevilla Pedro Navia Campos (modelado y vidriado de las figuras). Naturalmente hablar de todos los bustos de personajes con especial relevancia en la historia de España no forma parte de los objetivos de esta sección, por lo que sólo intentaremos dar una seleccionada pero rigurosa semblanza de aquellos con un mínimo perfil científico. Y sin ningún tipo de criterio, sólo el azar ha influido, viene a estos predios nuestro palmesano que se encuentra ubicado en lo que se conoce como Tramo 1, entre la Torre Norte, la más cercana al centro de la ciudad, y la Puerta de Aragón.

Ramon Llull (1232-1315). Un humanista temprano

O Raimundo Lulio escritor, filósofo, teólogo, científico, poeta, místico, divulgador, misionero, vamos un polígrafo del siglo XIII del que ya adelanto que su vida fue dilatada, su experiencia muy vital y su obra muy ingente, variada y de alta calidad, escrita además en catalán medieval, latín y árabe, aunque en esta lengua no se ha conservado ningún texto original. Lo que unido al desconocimiento casi general que existe sobre su persona y obra en algunos ámbitos, así como la importancia que ésta tiene a los fines humanistas que nos traen, me obligan a hacerle una advertencia, la de reconocer que me resulta difícil realizar de él una biografía breve; una razón personal de limitaciones intelectuales por la que me ceñiré solo lo que tenga interés científico. Conocido en su época como Doctor Illuminatus, Arabicus Christianus o Doctor Inspiratus está considerado como uno de los primeros en usar el catalán, lengua neolítica, para expresar conocimientos filosóficos, científicos y técnicos, además de textos novelísticos. Sin duda fue una de las figuras más avanzadas de los campos espiritual, teológico y literario de la Edad Media al que se considera además un precursor de la inteligencia artificial y se le atribuyen la invención de la rosa de los vientos y del nocturlabio. Un humanista temprano, anticipado al Renacimiento en tres siglos, cuya compleja personalidad ha fascinado a no pocos de los exégetas que le han estudiado en sus múltiples facetas: filosófica y científica, literaria y artística, pedagógica y didáctica, religiosa y hagiográfica, o en sus etapas de ascetismo y apostolado.

Acerca del nocturlabio

O reloj nocturno, un instrumento astronómico que permite conocer la hora durante la noche en función de la posición de una determinada estrella: la Estrella Polar; la Osa Mayor; Kochab, la estrella beta de la constelación de la Osa Menor (Beta Ursae Minoris); o Schedar, la más brillante de la constelación de Casiopea, al lado opuesto del cielo de la Osa Mayor. De su origen sabemos más bien poco y con escasa precisión, si bien las primeras menciones a un instrumento de este tipo proceden de la astronomía musulmana del siglo XII, aunque no fue hasta la figura del mallorquín cuando se describe por primera vez una “sphaera horarum noctis” que permitía estimar las horas de la noche teniendo como referencia la Estrella Polar. Y aunque atribuida su invención a Ramon Llull, en puridad la primera vez que se explica cómo se debía usar, una especie de manual de instrucciones, es en la obra Arte de Navegar, publicada en 1551, de Martín Cortés de Albacar. Es decir, casi dos siglos más tarde del fallecimiento de Llull, si bien éste en su Tratado de medicina de primeros del siglo XIV recomienda el empleo del nocturlabio para administrar convenientemente la toma de medicamentos durante la noche. Qué me dice.

Catedrático de Física y Química jubilado. Autor del blog 'Enroque de Ciencia' (carlosroquesanchez@gmail.com)