El próximo cambio de hora, el del horario de invierno, se llevará a cabo el último domingo de octubre, que en 2024 será el 27 de octubre. En esa fecha, a las 03:00 de la madrugada, los relojes deberán retrasarse una hora, pasando a ser las 02:00. Este cambio marcará el fin del horario de verano y el comienzo del horario de invierno.

Este ajuste en el horario se realiza de forma semestral en muchos países del mundo con el objetivo de aprovechar mejor la luz del día y ahorrar energía. El horario de verano comienza generalmente en marzo, cuando se adelantan los relojes una hora, y termina en octubre, cuando se retrasan una hora.

¿Por qué cambiamos la hora?

La idea de cambiar la hora para aprovechar mejor la luz del día se remonta a más de un siglo. Fue durante la Primera Guerra Mundial cuando se implementó por primera vez de manera generalizada en algunos países, con el objetivo de ahorrar carbón, el principal recurso energético de la época. Posteriormente, el cambio de hora se popularizó durante la crisis del petróleo en la década de 1970.

El cambio al horario de verano permite tener más horas de luz natural durante las tardes de primavera y verano, lo que reduce el uso de iluminación artificial y, en teoría, disminuye el consumo de energía. Sin embargo, en los últimos años, diversos estudios han cuestionado la eficacia de esta práctica en términos de ahorro energético, y algunos países han optado por eliminarlo o están en proceso de hacerlo.

Controversias y debate actual

El cambio de hora ha sido objeto de debate en la Unión Europea y en otros lugares del mundo. En 2018, la Comisión Europea propuso poner fin al cambio de hora bianual, dejando a cada país la elección de permanecer permanentemente en horario de verano o en horario de invierno. Aunque la propuesta fue aprobada, no se ha implementado debido a la falta de acuerdo entre los estados miembros sobre cuál horario debería mantenerse.

Los detractores del cambio de hora argumentan que puede tener efectos negativos en la salud, como alteraciones en el sueño, aumento del riesgo de problemas cardíacos y otros problemas de salud. Por otro lado, los defensores destacan los beneficios en términos de ahorro energético y mayor aprovechamiento de las horas de luz natural.

¿Qué ocurre en otros países?

El cambio de hora no se aplica de manera universal. Países como Japón, China, India y algunos países de África no ajustan sus relojes dos veces al año. En América del Norte, la mayoría de los estados de EE. UU. y las provincias canadienses siguen la práctica, aunque algunos, como Arizona y Hawái en Estados Unidos, optan por no hacerlo. En América Latina, solo unos pocos países, como Chile y Paraguay, siguen aplicando el cambio de hora.

Consejos para adaptarse al cambio

Para muchos, el ajuste al nuevo horario puede ser una fuente de incomodidad. Aquí hay algunos consejos para adaptarse más fácilmente:

  1. Ajusta tu rutina: Trata de acostarte y despertarte 15 minutos antes o después cada día durante la semana previa al cambio de hora.
  2. Exposición a la luz natural: Sal al aire libre durante las horas de luz del día. La exposición a la luz solar puede ayudar a regular tu reloj biológico.
  3. Evita las pantallas antes de dormir: La luz azul de los dispositivos electrónicos puede interferir con la producción de melatonina, una hormona que regula el sueño.
  4. Mantén una alimentación equilibrada: Evita las comidas pesadas y el alcohol antes de dormir para mejorar la calidad del sueño.