La exposición del lienzo de Pedro de Campaña se enmarca dentro de la actividad ‘La Obra Invitada’, patrocinada por la Fundación Cajasol, que es una actividad que permite al público disfrutar de obras procedentes de otras instituciones o del depósito del propio Museo de Bellas Artes. La tabla se expone tras haber sido restaurada en el Museo del Prado.
Sevilla Actualidad. El delegado de Cultura, Bernardo Bueno y el director de Acción Cultural de Cajasol, Antonio Cáceres, presentaron ayer la obra compuesta por una tabla del Retablo de la Purificación de la Catedral de Sevilla ‘La purificación de la Virgen’.
Al acto acudieron además el director del museo de Bellas Artes, Antonio Álvarez, el delegado ejecutivo de Administración y Patrimonio de la Catedral de Sevilla, Francisco Navarro, y la conservadora de la Catedral de Sevilla, Teresa Laguna.
‘La purificación de la Virgen’ es una de las obras más importantes de la carrera de Campaña. El tema hace alusión al ritual por el que toda mujer debía pasar que consistía en ir al templo y realizar una ofrenda para purificarse 40 días después del parto. La obra se completa con la Sagrada Familia acompañada de varios personajes. El anciano que lleva al Niño en brazos es Simeón, un hombre justo y piadoso al que el Espíritu Santo le había revelado que no vería la muerte antes de ver al Cristo. A su izquierda se encuentra la profetisa Ana, representada por la señora mayor que lleva la cabeza velada y que según el evangelio de San Lucas vivía en el templo.
El resto de las elegantes figuras femeninas son alegorías de las virtudes que adornan el espíritu de la Virgen: en primer plano la Caridad, con dos niños junto a sus pechos; un poco más atrás a la derecha de la composición la Templanza con una jarra de agua en su mano izquierda y detrás de ella, de izquierda a derecha, la Justicia con una balanza, la Fortaleza con un león que aparece en un broche que lleva en el pecho, la Prudencia que lleva un espejo en el que se mira, la Fe con una cruz y la Esperanza que es la figura que mira hacia arriba.
La composición del cuadro se articula en diferentes planos que marcan la profundidad. En el primero aparece el tullido que, con su escorzo y el gesto de la mano, introduce en la escena principal que se desarrolla en el plano intermedio. Al fondo se encuentra el arca de la alianza y el candelabro de siete brazos. La concepción del espacio monumental que envuelve a las figuras está basada en una estampa de Durero. Remite al renacimiento italiano por sus referencias al mundo clásico aunque se trate de una arquitectura muy sobria. Otra referencia al arte italiano la aporta el mendigo que recuerda a la Escuela de Atenas.
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