Continúa el juicio por el asesinato de Gabriel Cruz. En la sesión de este miércoles, el guardia civil responsable de la instrucción ha declarado que Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del joven, visitaba la finca donde lo había enterrado «si no todos los días, prácticamente el 98 % de los días». Además ha apuntado que el hoyo donde lo escondía era un «espacio temporal para deshacerse del cuerpo» y que iba allí a verificar que ninguna «alimaña lo había desenterrado».
También se han podido conocer algunas de las frases recogidas por los micrófonos que los investigadores introdujeron en el coche de Quezada. «Tranquila, Ana, no vas a ir a la cárcel». Así se anima a sí misma Ana Julia Quezada el mismo día en que desenterró el cuerpo del menor.
Muchísimas gracias a todas las muestras de afecto y cariño recibidas. Los derechos humanos son intocables, así como los niños. #porlasonrisadeGabriel Gracias infinitas a los que alzáis la voz junto a la nuestra en la lucha de un trato más sensible y con el respeto que se merece. pic.twitter.com/KZDTiLvUtf
— Patricia Ramírez (@PatriRamirez_) September 11, 2019
En su declaración ante el jurado popular que juzga a Quezada, el teniente instructor también ha comentado varios detalles sobre el día de la detención de la acusada. Ha recordado que los agentes que vigilaban a la mujer vieron cómo extrajo el cuerpo de la finca, cargando «algo que morfológicamente parece un niño», el cual llevaba en vuelto en una manta. Cuando salió de la finca, varios vehículos siguieron el coche de Quezada. Tras marcarle el alto y pedirle que abriese el maletero, esta declaró que no había nada, «solo un perro»:
Quezada, al salir con el cuerpo, fue seguida por cinco o seis vehículos en un itinerario «errático» en el que incluso llegaron a pensar que iba a tirar el cuerpo al mar. Finalmente le marcaron el alto y al pedirle que abriese el maletero dijo que no había nada, «sólo un perro».