El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz - Rocío Ruz - Europa Press
El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz - Rocío Ruz - Europa Press

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha defendido las medidas restrictivas aplicadas a la hostelería durante la Magna del pasado domingo, a pesar de las críticas del sector hostelero por la menor afluencia de público de lo esperado. Sanz pidió disculpas al sector y justificó las decisiones basándose en previsiones iniciales que indicaban una afluencia cercana al millón de personas, equivalente a «tres Domingos de Ramos». Estas estimaciones llevaron al Ayuntamiento a suspender los veladores en áreas de alta concentración, afectando gravemente a numerosos establecimientos del Centro, muchos de los cuales optaron por cerrar.

Sanz insistió en que las medidas se tomaron en función de las previsiones disponibles en ese momento y afirmó que, de haberse conocido los datos reales, las decisiones habrían sido diferentes. Sin embargo, ha afirmado con contundencia que «no me arrepiento en absoluto de esa decisión», destacando que estas fueron necesarias ante la información que manejaban previamente a la procesión de clausura del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular.

Finalmente, las autoridades contabilizaron una afluencia de unas 700.000 personas, lejos del millón inicialmente previsto. Según Sanz, estas cifras fueron proporcionadas por la Policía Nacional y la Policía Local, y defendió que no se trató de un error atribuible a ninguna parte, ya que el evento carecía de precedentes en Sevilla.

El alcalde subrayó la singularidad del acontecimiento y la dificultad de anticiparse a lo que ocurriría, dado que se celebró en un puente complicado y en una ciudad que recibe numerosos visitantes en estas fechas. En este contexto, justificó que las decisiones se tomaron de manera responsable para garantizar la seguridad y el orden en un evento sin referentes previos.