Muy bueno y divertido es el rato que se pasa ante los Niñosperdidos en ‘Pulp’ comedia musical  (en el Teatro Central este pasado fin de semana) donde cinco superhéroes muy de andar por casa vuelven a juntarse para salvarnos de un mundo basado en la mentira, donde unos pocos se aprovechan, sin hacer ruido, del trabajo de todos los demás.

Miguel Ybarra Otín. A la manera de prólogo, antes de la presentación de estos superhombres y mujeres, se canta de qué sirve el poder a quien no sabe salvarse a sí mismo. Y llegan ya los personajes, pretendidamente cutres, venidos a menos como el que ahora es un simple operario en el imaginado edificio de oficinas (el escenario está desnudo: apenas unos bloques rectangulares móviles a los que sacan gran partido: se suben, se esconden, etc.) donde transcurre la acción. Ésta se va sucediendo acompañada y a través de canciones bonitas y dulces melodías, buenas voces, guitarra, bajo teclado y percusión que los propios actores brindan, siempre todos a buen nivel teatral y musical.

Grande también la iluminación, muy al servicio de todo el relato, como el sonido (de motor y ruedas cuando Karen -talentosa Mari Paz Sayago- sale corriendo a plantarse firme y presta para la acción).

Siempre divertido, el texto avanza hacia el desenlace. Descubrimos entonces que la mentira del mundo se ejemplifica abiertamente en una sociedad -cuyo nombre no desvelamos- escondida en una corporación donde se pegan “la vida padre” y a la que dan ese título de “corporación” no sé si evocando el documental ‘The Corporation’ (2003) en el que, dado que esa clase organización de hoy tiene personalidad jurídica, ésta es analizada en su comportamiento con criterios psiquiátricos; Conclusión: su personalidad es claro ejemplo de psicopatía.

Se lo toma con humor la compañía teatral sevillana en esta buena idea de Isa Ramírez, Violeta Hernández y David Linde. Muy bien dirigida por Antonio Campos. Se consolidan. Ya gustaron mucho con ‘Peter Pan ya no vive aquí’ y ‘Vagón de cola’. Es ahora de celebrar que vengan con espectáculo nuevo, y que éste merezca otro aplauso.