La Noche en Blanco de Sevilla ha vuelto a disfrutarse dos años después de la última edición debido a la crisis del covid-19. Una novena edición que llenó las calles de la ciudad este pasado viernes, dando el pistoletazo de salida a la vida cultural de la ciudad. Se trata de una cita muy esperada que ha dejado imágenes de largas colas en museos, edificios patrimoniales y demás espacios culturales.

La Noche en Blanco es la noche de la cultura de Sevilla en todos sus sentidos: tienen cabida desde grandes museos a pequeños espacios culturales, en todos los ámbitos públicos o privados. Se crea así un ambiente excepcional, de carácter anual, motivo por el que muchos ciudadanos y ciudadanas se sienten atraídos por esta cita. La cuestión es simple: mostrar a propios y extraños el músculo cultural que tiene Sevilla, dando alicientes para disfrutar y consumir cultura en la capital hispalense también durante el resto del año.

Un parón de dos años

En esta ocasión, sevillasemueve vuelve tras el paréntesis de estos dos años a presentar la novena edición de la Noche en Blanco. El reto pasa por relanzar, afianzar y restablecer el proyecto en el calendario cultural de la ciudad con el propósito de que la repercusión del evento trascienda más allá de su propia noche, para así contagiar su espíritu al resto del año, bien sea dando a conocer los espacios a más público, despertando el interés de la ciudadanía, o bien fortaleciendo la marca cultural de Sevilla.

Pasear entre los restos arqueológicos del Antiquarium, en pleno Centro, o visitar los del Centro Cerámico de Triana, abiertos hasta la madrugada para ofrecer al público sus colecciones permanentes y sus exposiciones temporales, son solo algunas de las propuestas.

Espacios de cultura

Desde las amplias escaleras de la Casa Consistorial hasta las angostas de la Torre de Don Fadrique, dos visitas muy solicitadas entre la gente que acudió a disfrutar de Noche en Blanco Sevilla. De la ambientación teatralizada del Monasterio de San Jerónimo a la sobriedad del patrimonio de la Iglesia de San Martín, uno de los templos que se sumaron a la iniciativa, al igual que las estaciones de Metro de Sevilla, que albergaron música y teatro; el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla y CaixaForum, con sus talleres infantiles.

Un centenar largo de espacios entre museos, edificios patrimoniales y espacios públicos, dispuestos a abrazar una noche cultural que fue aprovechada de forma masiva por sevillanos y sevillanas en una larga noche en blanco.