Alberto López y Alfonso Sánchez, más conocidos como los Compadres / Coral Gata
Alberto López y Alfonso Sánchez, más conocidos como los Compadres / Coral Gata

Alfonso Sánchez y Alberto López, más conocidos como los Compadres, cumplen 15 años desde que publicaron su famoso vídeo de Rafi y Fali en el Bar Casa EME. Para celebrarlo, llenarán el Teatro Los Remedios con El Show de Los Compadres, en el que no faltará el «enterismo», los gin-tonics y el buen jamón. Los artistas abren las puertas de Mundoficción para esta entrevista, donde tienen preparado todo el atrezo del nuevo espectáculo. Las sillas de enea y un muble bar «con sus copas de balón» lleva a pensar que ya formamos parte del «compadreo» sin que se hayan encendido aún los focos.

Cuando se conocieron, no hubo «flechazo» artístico. «Ni siquiera durante el primer mes», cuenta Alberto. Pero las ideas de Alfonso les llevaron a trabajar juntos y, tras muchos éxitos cosechados tanto en el cine, la televisión y las tablas de muchos teatros cuentan cómo han transitado ese camino.

Cumplís 15 años de carrera juntos. ¿Cómo os conocéis? ¿Cuál es el origen de este dúo artístico?

-Alberto: Nos conocimos en el año 2007. Ahora celebramos los 15 años de los personajes de Rafi y Fali pero previamente habíamos hecho el corto de «el Culebra» y «el Cabeza».

-Alfonso: Los Compadres nacieron como reacción precisamente al corto anterior porque la gente creía que éramos dos canis de verdad. Somos tan buenos actores que la gente se creía que éramos los personajes (risas), entonces tuvimos que inventarnos algo que fuera radicalmente opuesto a ellos.

-¿Cómo se os ocurre hacer el vídeo de «el Culebra» y «el Cabeza» con el que empieza todo? ¿Por necesidad de buscar un camino en el sector o por pura inquietud artística?

-Alfonso: Lo has definido muy bien, por necesidad de buscar un camino en el sector y también por desesperación. Él tenía una carrera dilatada como como actor de teatro, como productor, hombre orquesta e incluso conductor de furgoneta.

-Alberto: La crisis del 2006 dejó vapuleado al sector y en ese momento sí es cierto que esos personajes y esa idea que tenía Alfonso en la cabeza nace de la desesperación.

-Alfonso: También fue por la necesidad de hacer algo que tenía dentro y que necesitaba sacar. Así surge el primer corto Esto ya no es lo que era («el Cabeza y el Culebra») y fue especie de canto de cisne antes de probablemente habernos dedicado a otra cosa, algo de hostelería.

-¿De quién fue la idea de subir el corto a YouTube?

-Alfonso: Nosotros no sabíamos ni que es lo que era. La idea fue del Festival de Cortometrajes de Gines en su primera edición, que ganamos con Esto ya no es lo que era. Lo mandamos casi por casualidad y tuvieron la brillante idea de colgarlo en YouTube. De repente aquello significó un antes y un después en nuestras vidas.

-Alberto: La plataforma nos eligió de manera indirecta, necesitaba contenido nuevo, ya que había cosas que se estaban quedando muy obsoletas como los vídeos de niños cayéndose de árboles o vídeos de Madonna.

«Lo mandamos casi por casualidad y tuvieron la brillante idea de colgarlo en YouTube. De repente aquello significó un antes y un después en nuestras vidas»

Alfonso Sánchez

¿Cuánto de vuestra infancia o adolescencia, de vuestras vidas, incorporáis a vuestros personajes?

-Alberto: Siendo los dos del extrarradio sevillano, veíamos referencias continuas. Yo no sería capaz de concretizar en alguna figura, pero sí es cierto, que hemos estado rodeados de esos personajes desde nuestra infancia. En Sevilla cohabitan personajes muy característicos en muchos barrios más allá de la SE-30.

-Alfonso: Sevilla es una ciudad en la que te tienes que mimetizar un poco con el ambiente y los sevillanos somos como pequeños camaleones pasando de barrio en barrio y te juntas con todo tipo de gente. Además tuve la oportunidad de estudiar en un colegio muy sevillano como el Claret y ahí ves otra Sevilla. Eso te da una visión periférica muy peculiar. Evidentemente estamos influenciados también por nuestros padres y por esa Sevilla que ellos habían vivido. De ahí partió la idea de crear personajes que fueron muy reconocibles por el público que nos iba a ver.

-¿Cuáles eran vuestro referentes tanto a nivel artístico como humorístico en aquel momento?

-Alfonso: Me alegra mucho que hayas hecho la matización entre artísticos y humorísticos porque creo que en clave humorística no teníamos ningún referente. Cuando creamos a «el Culebra» y «el Cabeza» la referencia era más una película como El ladrón de bicicletas del neorrealismo italiano, Sweet Sixteen de Ken Loach o la conversación de Pulp Fiction entre entre Vincent Vega y Jules Winnfield cuando van en el coche hablando de hamburguesas. Luego es verdad que teníamos referentes como Berlanga, Tip y Coll o Faemino y Cansado.

-Alberto: No tengo esa sensación de trabajar con ningún referente. Tengo mis gustos, pero a la hora de trabajar hay una una concentración con mis compañeros que es lo que me hace meterme en el proyecto y tener una línea muy intuitiva siempre en paralelo y de la mano del creador.

-Alfonso: Hay un punto común sobre todo a la hora de componer los personajes y es que somos muy observadores de la realidad. Nos juntamos con la gente y tomamos nota de los mecanismos humanos. Lo de la comedia no era un camino que nosotros tuviéramos pensado seguir y fue una cosa que nos encontramos. Para nosotros, el corto de «el Culebra» y «el Cabeza» realmente tenía más que ver con un drama o con el neorrealismo italiano que con el humor.

«El corto de «el Culebra» y «el Cabeza» realmente tenía más que ver con un drama o con el neorrealismo italiano que con el humor»

Alfonso Sánchez

-Alberto: Si lo veis ahora no tiene gracia, es amargo. El punto de humor se lo pone la actitud de los personajes con su inocencia, hablando de cosas que no controlan o que saben a su manera. Es lo que lo hace divertido.

-¿Resulta complicado despegarse de un personaje como el de Rafi y Fali?

-Alfonso: Muy difícil. Cuando el maestro Antonio Dechent vio la repercusión que estaba teniendo y lo que habíamos hecho nos dijo: «Veréis ahora para quitaros los personajes de encima, vais a tener Compadres el resto de vuestras vidas». Tenía mucha razón, pero hemos pasado por distintas etapas. Tuvimos una etapa de rechazo porque de alguna manera queríamos que no nos asociaran a una cosa concreta. España es un país muy de etiqueta y si te dedicas a la comedia, solo puedes hacer comedia y si matas a un gato te llamarán matagatos el resto de tu vida. Luego aprendimos a convivir con ellos y a valorar lo que nos permiten contar como artistas y lo que provocan en el espectador, que es una reflexión.

«Veréis ahora para quitaros a los personajes de encima, vais a tener Compadres el resto de vuestras vidas»

Antonio Dechent

-Alberto: Más allá del humor, son personajes que utilizamos para hacer una crítica social a nuestra manera y no nos quedamos simplemente en un cliché concreto, sino que intentamos sacarle mucha aristas.

-¿Sois «Compadres» en la vida real?

-Alfonso: Ahora ya sí (ríen), a base de carretera, a base de risas, de lágrimas, de lucha y de vida. Llega un momento en el que dices «yo con este tío, donde haga falta». A cualquier guerra o a cualquier batalla, siempre voy con él. Eso al final es la esencia de un compadre. Es bonito, esa relación al final la trasladas al público, y que vengan chavales que entre ellos se llaman Compadres por nosotros, te hace sentir bastante orgulloso.

-¿Fue difícil exportar un humor que en muchos casos tiene claves localistas? 

-Alberto: Para nada, el vídeo de los Compadres tenía visitas de todos los lugares de España. Gustaba a gente de todas las edades y recibíamos mensajes de Santiago de Chile, Chicago o México. En DF teníamos un grupo de fans porque adoraban que hiciéramos una caricatura de los «pijillos», que allí los llaman los «fresas». Málaga nos adora porque éramos sevillanos haciendo una parodia de sevillanos. En Santurce, a pocos kilómetros de Bilbao, vendimos 500 o 600 localidades en 48 horas y nos llamaron del Ayuntamiento por si abríamos otra fecha.

-Alfonso: Nosotros seguimos el camino que ya habían abierto otros cómicos y otra gente antes que nosotros. Gente que ha usado su propia idiosincrasia para contar cosas a través de la comedia, como los Morancos o Paco Gandía, y que han funcionado perfectamente en toda España. El «mainstream» también se utilizó con productos como la serie Allí abajo o la saga de Ocho apellidos. Ahí te das cuenta de la repercusión que tiene, ya que estamos hablando de que se convierte en la película más vista de la historia del cine español y que va a ser muy difícil que otra la supere. No es tanto que no te entiendan como el prejuicio que muchas veces tenemos nosotros mismos de decir que esto solo lo entiendo yo y mi entorno.

Los Compadres en el escenario de ensayo
Los Compadres en el escenario de ensayo / Coral Gata.

-¿Cuánto de Rafi y Fali o de «el Cabeza» y «el Culebra» hay en Alfonso y Alberto?

-Alfonso: Siempre hay cosas tuyas que le aportas a los personajes y cosas de los personajes que al final te aportan, sobre todo mucho aprendizaje.

-Alberto: Hay una simbiosis entre entre el riesgo y la contención, entre el personaje y el actor. La interpretación en ese sentido es muy emocionante, ya no solo estos personajes que son comedia y con ella, puedes enmascarar cosas, pero con personajes más complejos es muy interesante ver también cuáles son tus límites como actor y como persona.

-¿Os habéis sentido valorados a lo largo de estos 15 años en Sevilla?

-Alfonso: Sí, tenemos el cariño del público y el respeto de la prensa. Con el Ayuntamiento igual, entre el partido que entre, siempre nos retroalimentamos. Hay una conciencia de que formamos parte de la cultura de un lugar como Sevilla, y nos consideramos unos privilegiados y unos afortunados. Lo que sí es verdad que que nadie nos ha regalado nada, cuando consiguen las cosas así es muy satisfactorio.

-¿Y fuera de Sevilla?

-Alberto: Igual. Hemos hecho giras multitudinarias y hemos ido de las compañías de teatro que más espectadores hemos metido en los últimos 10-15 años.

-Alfonso: Tu notas ese cariño en el público. Vas a cualquier lugar de España y te sientes como en casa. En Ponferrada, en León, en San Sebastián o en la Barceloneta. Conseguir algo así en un país que tiene identidades tan distintas como es España es muy bonito.

-A pesar del éxito de vuestros espectáculos y películas, ¿habéis echado en falta la llamada para proyectos?. ¿Os sentís reconocidos dentro del sector o creéis que hay una deuda con vosotros?

-Alberto: Es complejo, va por rachas. Es verdad que el sector nos identifica como un dúo y parece que no quieren tocar la relación. No lo sé. También nos etiquetan como humoristas, e incluso en algunos sitios como «cuenta chistes», cuando no he contado un chiste en mi vida.

«También nos etiquetan como «cuenta chistes», cuando no he contado un chiste en mi vida»

Alberto López

-Alfonso: Al final nosotros de alguna manera hemos creado una manera de trabajar como es Mundoficción donde hacemos cine, televisión, teatro y muchas veces no te llaman porque creen que estamos tan ocupados que no vamos a poder enfrentarnos a más proyectos. Si Almodóvar dice, «me encantaría trabajar con los Compadres», que no dude en llamarnos que a lo mejor tenemos tiempo. No tenemos la sensación de que nadie nos haya rechazado y consideramos que tenemos mucho respeto por parte de los compañeros de profesión.

El mundo es nuestro se está convirtiendo en una película de culto. Ahora que estáis trabajando en la segunda parte ¿sentís presión para no defraudar a vuestros seguidores?

-Alberto: Más que presión lo que he notado es una exigencia. Con presión no se trabaja bien y sí que es verdad que algo siempre hay, pero la exigencia es muy diferente a la presión, ya que buscas estar al nivel y limas mucho las ideas que se te ocurren.

-Alfonso: Esa presión la sentí más cuando saqué la segunda película (El mundo es suyo), porque venía de hacer una pelicula que había significado un boom, y de repente te metes a rodar con Warner y todo el mundo está pendiente. Quisimos ser muy fieles a los personajes de Rafi y Fali alejarnos de El mundo es nuestro para no intentar repetir algo que ya es irrepetible. Luego recibes el cariño de la gente y eso te provoca la responsabilidad de hacer algo que esté a la altura. Tenemos preparada una historia muy divertida que pensamos que estará a la altura de esa exigencia de los espectadores.

-¿Cómo os sentís sabiendo que vais a volver a interpretar a «el Cabeza» y «el Culebra» doce años más tarde?

-Alberto: Me he apuntado ya a boxeo otra vez.

-Alfonso: Estoy deseando. Cuando acabe con los espectáculos que tenemos preparados, no me voy a rapar aún, porque tengo otros compromisos, pero sí que empiezo un proceso de preparación física y mental para volver al personaje de «el Cabeza» lo antes posible.

«No me voy a rapar aún, pero sí que empiezo un proceso de preparación física y mental para volver al personaje de «el Cabeza» lo antes posible»

Alfonso sánchez

¿Que diferencias habéis encontrado entre el humor que hacíais hace 15 años y el de ahora. ¿Existe la misma libertad de expresión?

-Alberto: A nosotros no nos ha afectado mucho, igual es porque nos quiere mucha gente, o como le damos caña a todo el mundo, es difícil que se pongan de acuerdo entre ellos (ríen). Muchas reflexiones que causaban las risas, que hablaban de la cruda realidad, que hacíamos hace 15 años, siguen haciéndolo a día de hoy usando las mismas palabras.

Alfonso: Yo creo el sentido del humor es el mismo. El mecanismo de la risa tiene que ver con el proceso de los simios. Estos se ríen cuando tienen miedo o cuando están descolocados. La risa al final tiene mucho que ver con el susto, son sentimientos similares porque parten de lo inesperado. Creo que la perversión del humor existe y en ese sentido creo que la clave es la verdad y la honestidad. Somos muy honestos para decir el chiste más «borrico» del mundo, y nunca nos hemos visto envueltos en una gran polémica.

-Acabáis de llegar de Miami con el espectáculo de los Álvarez Quintero, ¿cómo ha sido la experiencia?

-Alberto: Ha sido excelente. Íbamos con mucha inquietud pero confiábamos mucho en el espectáculo ya que los textos de los quinteros funcionaron en su día y fueron traducidos a decenas de de idiomas. Cuando llegamos, todas las dudas se despejaron y la ilusión se multiplicó porque el público disfrutó mucho con el espectáculo. Muchos de los espectadores tienen algún familiar español, y algunos nos llegaron a decir que la obra le recordaba a su «abuelita». ¿Habrá algo más bonito que eso?

-¿Qué vamos a poder ver en El Show de los Compadres?

-Alberto: Lo estrenamos el día 13 de septiembre en el Teatro de los Remedios y estará hasta el 28 con funciones los viernes, sábado y domingo. Habrá «entradas del taco y de tiesos». Quienes vengan van a poder disfrutar de un poco de todo lo que hemos recogido de esos 15 años y hemos puesto sobre las tablas con mucha ilusión con momentos, que ya empiezan a ser divertidos en los ensayos. Va a ser una celebración en la que se va a comer, beber, disfrutar, cantar y bailar, así que lo afrontamos con alegría y con mucha confianza.

-Alfonso: Habrá gin-tonic y cortaremos jamón, que es lo que tiene que haber en cualquier celebración además de mucha risa y mucho «compadreo». Tenemos un poco la idea de que va a ser una especie como de concierto de grandes éxitos. Seguramente los Compadres apadrinen a uno de esos tiesos que subiremos al escenario y le daremos un pequeño homenaje.