El Sevilla, con un once repleto de rotaciones, protagonizó un triste adiós del Ramón Sánchez-Pizjuán ante un Granada que cuando apretó de verdad hizo tres goles en 15 minutos.
El Sevilla FC se ha despedido del Ramón Sánchez-Pizjuán con una abultada derrota en un choque en el que se acabó imponiendo el que más necesitaba los puntos, aunque el marcador acabara siendo demasiado contundente y haya deslucido en parte el final de una enorme temporada en casa del conjunto nervionense. Con un once plagado de rotaciones y canteranos, el conjunto de Unai Emery tuvo sus momentos e incluso empató el primer gol del Granada, pero al final pudieron más las urgencias de los visitantes ante un Sevilla que acabó descompuesto, goleado y sin oponer resistencia.
Emery buscó combatir las ganas del Granada con un once con jugadores no habituales y canteranos. Era una tarde para las reivindicaciones, al menos en principio, porque el choque en realidad, como en Cornellá, discurrió por otro sendero. El Granada se jugaba la vida y eso se notaba en cada lance. Sin embargo, el Sevilla, que salía con dos delanteros, Fernando Llorente y Juan Muñoz, era quien tenía las primeras y mejores ocasiones. Juan Muñoz tuvo un mano a mano clarísimo ante Andrés Fernández y también un remate franco que Ricardo Costa sacó bajo de palos.
Pero el Granada se sacudió de esos primeros compases de incertidumbre y dio un zarpazo antes del descaso, gracias a Isaac Cuenca, que se infiltró entre los defensas nervionenses y ajustició a Beto. En la reanudación el Granada se metió atrás y el Sevilla casi por inercia fue a por el empate. Lo logró, tras el saque de una falta rematada en primera instancia por Escudero, con un taconazo sensacional de Diego González, que acababa de salir.
Con quince minutos por delante, el partido entraba en su recta final muy abierto. Sin embargo, la tensión duró muy poco, porque el Granada, acuciado por su situación en la tabla, se volcó en el área de Beto e hizo hasta tres goles, uno de penalti. El Sevilla se mostró incapaz de frenar a unos visitantes que cuando metieron la quinta marcha pasaron por encima de los locales.