Maria Branyas Morera celebrando su 117 cumpleaños.

La catalana Maria Branyas, reconocida como la persona más longeva del mundo tras el fallecimiento en enero de 2023 de la monja francesa Lucile Randon, quien vivió hasta los 118 años, ha muerto en Olot (Girona).

Su familia informó este martes en un comunicado en ‘X’ que Branyas falleció «como ella deseaba: mientras dormía, tranquila y sin dolor». En el mensaje, expresaron que la recordarán siempre por su bondad y sus sabios consejos. También compartieron unas palabras que les dijo recientemente: «Un día que desconozco, pero que está muy cerca, este largo viaje habrá terminado. La muerte me encontrará gastada de haber vivido tanto, pero quiero que me encuentre sonriendo, libre y satisfecha».

Branyas, quien residía en la residencia Santa Maria del Tura en Olot, nació el 4 de marzo de 1907 y ostentaba el título de la persona más anciana del mundo, superando a la japonesa Tomiko Itooka, nacida el 23 de mayo de 1908, quien ahora recibirá dicho título.

Una larga vida que comenzó en Estados Unidos

Maria Branyas Morera nació el 4 de marzo de 1907 en San Francisco, California, EE. UU., donde la familia se había mudado el año anterior.​ Hija de un periodista expatriado, contaba con un hermano y dos hermanas. A partir de 1909 vivió en San Francisco, para en 1911 mudarse con su familia a Nueva Orleans. Allí su padre fundaría la revista Mercurio, destinada al público hispanoamericano que pasado poco tiempo logró bastante éxito. En 1915, en plena Primera Guerra Mundial, el padre enfermó y la familia decidió regresar a Cataluña, España. Durante ese viaje su padre murió de tuberculosis en el barco, mientras que ella sufrió una caída que, aunque sin darse cuenta en un primer momento y según sus propios testimonios, le haría perder la audición en uno de sus oídos.

Madre e hija se instalaron en Barcelona, donde vivirán durante varios años. De igual modo, también vivirían durante unos años en Bañolas, donde Maria se formó en aptitudes como la lectura, la escritura, la música y la pintura. Una vez instaladas, comprarían una segunda residencia de veraneo en la Costa Brava, donde conoce al médico Joan Moret. En 1930, a la edad de veintitrés años, se casaría con Joan y más tarde tendría tres hijos, a los que seguirían once nietos y trece bisnietos.

La pareja se mudó a la Rambla de Gerona, donde vivirían hasta la Guerra Civil y después de esta, ya que al estallar la Guerra Civil de España se vieron obligados a marcharse junto con sus dos hijos, Augusto y María Teresa. Esto se debió a la posición laboral del marido de Maria, médico. Simplemente por este hecho se le asoció como enemigo de la República, llegando a aparecer en un listado de perseguidos para asesinar, como enemigos de la República. Joan y un compañero de trabajo fueron quienes tuvieron que huir primero de Cataluña, ocultándose en una casa de sus primas en Olot, hasta que pudieron cruzar a pie la frontera de Francia. Más tarde, Maria tuvo que huir acompañada de sus hijos, los dos de corta edad. Cruzaron la frontera por la aduana escondidos en la parte trasera de un camión de un transportista francés.

El marido, como médico, debía ir al frente de guerra a curar a los heridos, indiferentemente del bando al que pertenecieran. Fue durante ese período cuando, para ayudarle, Maria ejerció de enfermera a su lado.

Durante la posguerra, a pesar de la miseria y el hambre vivida en las calles, ella y su familia no tuvieron demasiados problemas graves debido a su posición y estatus socioeconómico. Pasadas gran parte de las penurias de la posguerra, con más paz en la calle y estabilidad económica en la mayoría de la población, Maria, aparte de ser la ama de casa y estar al cuidado de sus hijos y las tareas domésticas, fomentó relaciones de amistad y tuvo una vida social muy activa, haciendo muchos viajes y deporte.