Aunque tradicionalmente los países con una industria farmacéutica más poderosa en Europa han sido Francia, Suiza y Alemania, lo cierto es que las empresas farmacéuticas españolas están posicionándose cada vez con más fuerza en el escenario global. Si bien sus cifras de ventas siguen estando lejos de las de gigantes del sector como Sanofi, Novartis o Bayer, poco a poco España está construyéndose un gran nombre en la industria.

Tanto Cataluña como el País Vasco se posicionan como los grandes epicentros de la industria farmacéutica española, con empresas líderes como Grifols, Ferrer o Faes Farma encabezando el sector. Si bien las grandes empresas farmacéuticas europeas mantienen una posición dominante en la distribución de medicamentos de consumo genérico o de vacunas de uso masivo, las farmacéuticas españolas ganan terreno en tratamientos algo más especializados.

Grifols, una farmacéutica especializada en hematología

Con sede en Barcelona, Grifols es una empresa farmacéutica fundada en 1940 por el hematólogo José Antonio Grifols Roig, así que desde sus orígenes se ha especializado en el estudio de la sangre. En 1950 desarrolló la técnica de la plasmaféresis, y poco después comenzó a realizar instalaciones industriales en este ámbito.

Tras su expansión en Portugal en los años 80 y la adquisición de varias compañías farmacéuticas británicas en los 90, Grifols ha continuado creciendo con la compra de Seracare y Plasmacare a comienzos del siglo XXI. También se hizo con la estadounidense Taecris en 2011, convirtiéndose en la tercera empresa más importante del mundo en la producción y distribución de hemoderivados.

Ferrer, un gran grupo con múltiples especialidades

Fundado en 1957 y también con sede en Barcelona, el grupo Ferrer cuenta con más de 20 empresas diferentes en los sectores químico y farmacéutico, incluyendo Tarbis, Novag y Exquim. Cuenta con diversas especialidades, desde tratamientos para el sistema nervioso central hasta la oncología y la cardiología.

También dispone de laboratorios dedicados al análisis químico con dispositivos como un valorador Karl Fischer u otros similares, además de compañías dedicadas a la industria alimentaria como Ferrer Alimentación que se dedican a la producción de ingredientes. Su alcance incluso abarca la producción de fertilizantes a través de su filial Zoster, y también ha desembarcado en China con compañías como Hunan Bottech y Hubei Sanren Bio-tech.

Faes Farma, referente farmacéutico del País Vasco

Faes Farma es una compañía farmacéutica con sede en Lejona que también dispone de oficinas en Barcelona y Madrid, además de contar con filiales en Portugal, Italia, México, Guatemala, Colombia, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Nigeria. Comenzó como una empresa vizcaína dedicada al sector químico en 1933, y en sus orígenes se centró en el tratamiento de enfermedades como la sífilis o las fiebres de Malta.

Entre sus éxitos más recientes se encuentra la síntesis de la bilastina, un antihistamínico que hoy en día se distribuye no solo en España, sino también en numerosos mercados internacionales. Durante las décadas anteriores Faes Farma también ha desarrollado otros medicamentos como la hidrosmina, así como herbicidas y pesticidas para el uso agrícola.

Un acceso preferente al mercado latinoamericano

Uno de los grandes puntos a favor con los que cuenta la industria farmacéutica española es su facilidad para acceder al mercado latinoamericano. Contar con un idioma común y rutas aéreas o marítimas recurrentes hace que las empresas farmacéuticas españolas puedan distribuir sus productos fácilmente en grandes economías latinoamericanas como México, Colombia, Chile o Uruguay, entre otros países.

Además, las empresas farmacéuticas españolas también se benefician de la facilidad con que pueden integrar al talento latinoamericano en sus compañías. Esto hace que España tenga un potencial de crecimiento notable en el sector farmacéutico frente a otros países europeos que no cuentan con mercados tan propicios para su desarrollo.

La fuga de talentos hacia Europa, entre los principales problemas

Por otra parte, aunque el mercado común europeo facilita la distribución de productos por todo el continente, también supone una auténtica alfombra roja para la fuga de talentos hacia compañías más potentes en los países centroeuropeos. Las economías de estos países son mucho más robustas, y los salarios que se pagan son considerablemente más altos, con lo que no siempre resulta sencillo retener en España al personal cualificado.

Sin embargo, la economía española continúa creciendo más deprisa que la de países como Alemania, y el nivel adquisitivo de los españoles también está creciendo de forma considerable. A medida que se igualan las condiciones de trabajo entre los países de cabeza de la Unión Europea, las empresas farmacéuticas españolas lo tienen más fácil para competir.