«Niñata», a una presidenta regional; «gorda», a una alcaldesa; «loca de mierda» a una concejala de cultura; «ven a debatir con el par de cojones que sé que tienes» a una filósofa. Podríamos llenar esta columna sólo con descalificaciones, insultos y vejaciones públicas hacia todo tipo de mujeres profesionales con presencia en la esfera pública. Mujeres a las que dependiendo de su signo político se les defiende más o menos.
Las actitudes machistas se suceden con apelativos agresivos, condescendientes y paternalistas día a día. Lo cual no debería sorprendernos en un mundo patriarcal, pero así es pues quienes lo hacen son muchas veces supuestas adalides del feminismo o representantes de la «izquierda verdadera».
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