Il Cavaliere ha muerto. Silvio Berlusconi vino para cambiar la política italiana y ser la solución de los problemas causados por gente como él. Para ello usó un medio eficaz: la televisión.
El bombardeo incansable de medias verdades y grandes falsedades junto a logros muy cuestionables le alzaron a una popularidad alarmante e indomable. El dominio aplastante del club del balompié que ostentaba fue una propaganda de la capacidad de sus logros. El silencio de la mafia en Sicilia, después de la década de los 80, y el éxito abrumador electoral del partido de Berlusconi y sus aliados nos dicen mucho de cómo se pacta hacia dentro y se canta hacia fuera.
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