Últimamente el movimiento “antitaurino” parece estar más activo que nunca, y a mí me parece que esto tiene una gran carga demagógica. Vaya por delante que la libertad de expresión me parece de las cosas más bellas de las que podemos gozar en este país, y entiendo perfectamente que muchos no compartan “la fiesta”; de hecho, tengo amigos con esta postura, y en parte entiendo sus motivos.
Mercedes Serrato. También debería aclarar que lo que más valoro de una corrida de toros no es precisamente el momento de entrar a matar. Me gusta más la acción de torear en sí, la cual considero un arte, igual que otros aprecian la danza o las acrobacias circenses. No voy a entrar a valorar los actos que en muchas ocasiones realiza este colectivo, totalmente desmedidos y cruzando la línea de la libertad antes nombrada. Más bien es que no acabo de entender el origen de todo esto. Se declaran amantes de los animales, lo cual me lleva a dos puntos que me originan dudas:
Para empezar, los animales son objeto de experimentaciones científicas, criados en cautiverio durante años en zoológicos, atiborrados de piensos transgénicos en granjas… ¿porqué no se manifiestan estos colectivos a las puertas de los laboratorios? ¿porqué no hacen propuestas de ley para cerrar los zoológicos y apostar por las reservas naturales dónde los animales gozan de cierta libertad? En España, si no recuerdo mal, poseemos la dehesa más grande de Europa, dedicada a la cría del toro de lidia, y viven en unas condiciones que pocos animales pueden gozar.
No me queda claro por qué ciertos colectivos parecen defender sólo al toro, y eso ya es de risa, porque si terminaran los festejos taurinos llegaríamos a algo más triste aún, la extinción del toro de lidia; y no es demagogia porque ¿Qué ganadero se va a dedicar a la crianza de este animal? Porque no creo que lo haga para el consumo de carne; sobre todo porque tal vez muchos no se han parado a pensar lo costoso que es dedicarse a la crianza de este tipo de astados.
Pienso que en algún punto intermedio estará la clave; tal vez sería cuestión de hacer propuestas serias, negociaciones en mesas, y no quitarse la ropa en cualquier sitio o intentar desenterrar a un matador.
Mientras tanto, yo intento no sentirme mal por mi afición a los toros, intento comprender a estos colectivos, y pienso ilusamente, que tal vez ellos intenten entenderme a mí.