El nuevo responsable del Ministerio de Fomento, Íñigo de la Serna, en poco más de un mes que lleva en su sillón ministerial ya ha tenido tiempo de meternos las cabras en el corral con el asunto del peaje de la autopista de nuestras entretelas, la AP-4, y de camino, el ínclito ministro de las obras públicas, nos ha dejado claro que el desdoble de la N-IV desde Los Palacios y Villafranca hasta Jerez de la Frontera no se va a hacer hasta que las ranas críen pelos.
Para más inri, el señor ministro nos ha comunicado, a preguntas de los periodistas, que cuando el 31 de diciembre de 2019 venza la concesión del peaje de la AP-4 y pase ésta a manos del Estado, “en su momento se decidirá la mejor forma de explotarla”; es cómo si el novio le preguntara a la novia si lo quiere y ella le contestara que depende. ¿Depende de qué, señor ministro?
Los suyos aquí intentando capear el temporal después de años de menosprecio, anunciando el comienzo del desdoble N-IV desde Dos Hermanas a Los Palacios y Villafranca para mañana; aunque mire usted que, a lo mejor, será para el mes que viene; o mejor, con seguridad, para el año que viene porque es que falta un papel del departamento de no sé qué, que no termina de llegar… Y después, cuando por fin comenzó la obra, llegó el Delegado del Gobierno anunciando además que el desdoble continuaría hasta Jerez. Pero, de todas formas, no se preocupen ustedes porque dentro de tres años se eliminará el peaje y entonces tendremos dos huevos duros más en forma de autopista.
Y cuando ya todo el mundo empezó a bailar al ritmo de la milonga, llegó el nuevo Ministro y mandó parar y se dejó caer con que ya veríamos lo que pasaba con el peaje en 2019 y que, desde luego, lo del desdoble hasta Jerez de la Frontera tararí que te vi. Qué se habrán creído estos palurdos, habrá pensado el hombre, que van a tener dos autopistas como en el levante; o que les vamos a bonificar los peajes como llevamos años haciendo en Aragón, Cataluña o el País Vasco; de eso nada monada.
Ahora, el papelón de los suyos aquí, se las trae. Ahora, sin esperarlo, tienen que cambiar la letra de la milonga, por orden ministerial, y cantar aquello de que no hay dinero para lujos, aunque más bien parece que dice que, “el poco dinero es caro y lo compra el mucho dinero”. La sentencia de la milonga podría ser una greguería de Ramón Gómez de la Serna; pero aunque la haya escrito un servidor, parece más propia del otro de la Serna, en este caso del mismísimo ministro, que haciendo honor a mi greguería ha decidido que el poquito dinero del que dispone lo va a dedicar a rescatar nueve autopistas en quiebra que están en manos de los bancos; y lo va a hacer apoquinando 5.000 millones de vellón para que las criaturitas jurídicas, que no físicas, porque esas somos las que pagamos los peajes, no pasen fatiguitas en sus balances.
¿Cómo hacerlo? ¡Quién ha dicho miedo! Aquí se aplica la cláusula de la RPA (Responsabilidad Patrimonial de la Administración) y todos tan contentos. Contentos, lo que se dice contentos, estarán los dueños de las autopistas y los banqueros que se han quedado con ellas, porque la RPA, para quien no lo sepa, es una cosa que pusieron en los contratos a las empresas concesionarias que se iban a forrar haciendo las autopistas, según la cual, si se forraban la pasta era para ellos y si no se forraban la ‘convidá’ la pagábamos entre todos; total sin son cinco mil millones de nada.
¿Y si allí abajo se mosquean? Sin problema, si alguien relata allí abajo, hacemos como siempre, les pediremos a los nuestros que los convenzan con el pretexto de que todos los españoles tenemos que ser solidarios; ellos tendrán su poquito de desdoble, les pondremos un peaje baratito y con un poquito que ahorremos de allí y otro poquito que ahorremos de allá, vamos a comprar, con el dinerito de todos, las radiales madrileñas R-1, R-2, R-3, R-4 y R-5, la M-12 (Eje Aeropuerto de Barajas), la AP-41 (Madrid-Toledo), la AP-36 (Ocaña-La Roda) y la Cartagena-Vera, porque sus dueños no hacen negocio y los bancos siguen lastrados con tantos recortes.
Y si alguien se queja por lo de Madrid habrá que convencerlos de que ellos también vienen a la capital a ver los museos, las exposiciones, los musicales y las obras de teatro que sólo se pueden ven aquí y a comprar lotería porque casi siempre toca en Madrid, y tienen que comprender que cuando toca en Madrid, les toca a todos los españoles, ¡qué caramba!