Era una carretera con árboles y tenía un arcén lo bastante amplio para poder pararse por alguna urgencia, si era preciso. El asfalto era muy bueno, de hacía pocos años aunque por aquí transitaban multitud de camiones. El paisaje era tan verde, tan primaveral que, a pesar de las amenazas de lluvia, todo invitaba a recrearse en él.
Al volver la vista hacia la calzada, Esther (con h intercalada) creyó ver dos camiones que venían de frente por el carril de su izquierda.
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