A nuestro Prime Minister se le ha acabado el tiempo de gracia. Nadie se esconde ya para acuchillarlo en público. Incluso uno de sus fieles no ha dudado en soltar un abrupto comentario donde le ha exigido su renuncia:
In the name of God go-Davis
Sin duda, una gran parte del alto funcionariado, ese elegido a dedo, cuyo curriculum vitae se valora en menor medida que su padrino o madrina política, se ha comportado con un incivismo exagerado, introduciendo botellas de vino en maletas de viaje para que nadie los viera, evitando la prensa, en principio.
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