En la columna de esta semana, el autor reflexiona sobre una economía «obsoleta» como la española, y las expectativas de los españoles ante la visita de Merkel.
Me recuerda a aquella
lengua de serpiente
de Sabina y Krahe,
obviando lo presente,
pero es un saber
y no querer
ser transparente.
Porque si estamos mal,
aunque la píldora doren
de mil maneras diferentes,
lo cierto es que vivimos
de los “chupitos” que se toman
en los bares los alemanes visitantes.
Ya se nos terminó el ladrillo,
y ahora que nos toca
ser competitivos,
nos va a tocar ser aquellos
que se beben nuestros chupitos,
nos va a tocar ser de Merkel
antes que de Zapatero.