La Diputación de Sevilla demuestra el profundo desconocimiento de la realidad de Castilblanco animando a los turistas a visitar enclaves como las ermitas de Santa María Magdalena o de San Sebastián, así como el Hospital de Santa Lucía, edificios todos ellos desaparecidos que no llegaron a la segunda mitad del siglo XX. Especialmente curioso es el tropiezo en torno a un castillo que la web cita insistentemente sin que esté documentado en la historia de Castilblanco de los Arroyos la existencia de dicho edificio.
Juan C. Romero. La información sobre Castilblanco de los Arroyos en la nueva web presentada por la Diputación de Sevilla para la promoción del Turismo está plagada de errores e incoherencias. En www.turismosevilla.org animan a los turistas a visitar edificios como las ermitas de la Magdalena y de San Sebastián o el Hospital de Santa Lucía, todos ellos desaparecidos, que no llegaron en pie a la segunda mitad del siglo XX.
Sin embargo, el caso más sorprendente es el del castillo. «En cuanto a su patrimonio artístico, es importante visitar el Castillo», señala la web, a pesar de que no está documentada en la historia la existencia de castillo alguno como tal que diera origen a esta población. En el apartado de la historia se vuelve sorpresivamente a citar el inexistente enclave: «No existió ningún núcleo de población hasta la Reconquista, cuando se creó en torno a un castillo».
Los tropiezos siguen al hablar de las tradiciones locales. Así, se destaca como la tradición más curiosa «la celebración cada 5 años de la Venida de la Virgen de Escardiel (15 de agosto), para lo cual se engalanan las calles y se celebran numerosos actos durante su estancia en la localidad, hasta el mes de septiembre, coincidiendo con la tradicional Romería», un evento de carácter periódico.
Más adelante se habla de una supuesta ‘Fiesta de la Calendaria’, sin que se conozca en Castilblanco de los Arroyos en qué consiste la festividad que la web de turismo de la Diputación de Sevilla pretende promocionar como castilblanqueña. La que se celebra en el mes de febrero es la fiesta de Las Candelarias, en la que los vecinos de los diferentes barrios hacen montañas de ramas a las que prenden fuego al caer la tarde permaneciendo toda la noche con una cena en comunidad en torno a las hogueras.
Ya en el apartado de edificios significativos continúan las vaguedades y fallas. Así, las fotografías que acompañan la información de las ermitas de San Benito y Escardiel en algunos casos no se corresponden con dichos enclaves locales, y ni siquiera están relacionadas con las advocaciones que en el interior de ellas se veneran. En la sección de fiestas una lista ininteligible detalla las fechas de algunas celebraciones, pero todas obsoletas: correspondientes a los años 2002 y 2003.