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Periodista especializada en cultura, para Marta Carrasco la Expo'92 fueron «seis meses de intensa felicidad». Una oportunidad única de conocer a profesionales de primer orden a los que ni en cien vidas habría podido acceder. Cantantes, bailarines o actores con los que, en otro escenario temporal, no habría tenido la oportunidad de ir a comprar mantones de Manila como sucedió con Céline Dion, o de intercambiar recetas con Vittorio Gassman tras asistir a la obra que dirigió en el Auditorio inspirada en ‘Moby Dick’.
Por entonces, Marta trabajaba para la agencia EFE y se encargó de realizar las crónicas de todo lo que sucedía a nivel cultural en la muestra del 92. Su despertador en esa época sonaba cada día a las 6:30 y la jornada terminaba en torno a las 1:30 horas. Momento en que enviaba de forma dictada la crónica de turno a los teclistas de Madrid, cuando no había ni móviles ni internet. Una actividad frenética que compaginaba con las visitas constantes en casa de familiares y amigos que venían para la efeméride. 30 años después, comparte sus recuerdos con mucho cariño con Sevilla Actualidad durante un desayuno en La Alameda.
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