La Audiencia de Sevilla ha dictado una sentencia condenatoria de 15 años de prisión para un hombre por violar a la hija de su sobrina, una niña de 12 años. La pena máxima se impuso debido a la gravedad de la agresión, que tuvo lugar mientras el agresor estaba de permiso penitenciario por el asesinato de su esposa en 2004.
El abuso sexual ocurrió en la primavera de 2021 en una zona rural deshabitada de Los Palacios. La niña, que conocía el pasado violento del agresor, fue amenazada con perder la vida si no cumplía con sus demandas. La sentencia condena al agresor por un delito de agresión sexual a menor de 16 años con agravantes de abuso de superioridad y de confianza. Además de la pena de prisión, se le impusieron diez años de libertad vigilada, una orden de alejamiento de 300 metros de la víctima durante 18 años y una prohibición de trabajar con menores durante 20 años. También se le ordenó indemnizar a la víctima con 9.000 euros por daño moral y 245 euros por las lesiones que le causó. La sentencia no es definitiva.
La violación se produjo cuando estaba de permiso
El abuso sexual ocurrió mientras el agresor estaba en un permiso de seis días en casa de su sobrina, la única que le brindaba hospitalidad. Durante una excursión para comprar dulces, el agresor condujo a la niña a una zona deshabitada, donde consumó la agresión. Debido al miedo y la amenaza del agresor, la niña no se atrevió a resistirse. Finalmente, el agresor llevó a la niña a casa de su abuela paterna y trató de persuadirla para que no le contara a su madre lo que había sucedido.
El tribunal no creyó los argumentos del agresor en su defensa, y en su sentencia, destacó la credibilidad de la víctima, quien narró los hechos «con gran esfuerzo y malestar», y expresó su temor a que el agresor la matara. También se mencionó el entorno de terror en el que se encontraba la víctima debido al conocimiento de que el agresor estaba cumpliendo una condena por asesinato. Además, se tomaron en cuenta otros elementos, como el hecho de que el agresor no era un delincuente primario y que la víctima carecía de experiencia sexual anterior.
La pena máxima de 15 años se impuso debido a la concurrencia de dos agravantes, abuso de superioridad y confianza. La sentencia aún no es definitiva y puede ser apelada. El agresor había sido condenado a 24 años y medio de prisión en 2008 por el asesinato de su esposa, un crimen caracterizado por su carácter «perverso e inhumano». El abuso sexual a la hija de su sobrina ocurrió mientras estaba en libertad condicional por ese asesinato. La víctima, su esposa, había sufrido años de abusos, amenazas e insultos antes de ser asesinada.