Ubicada al oeste de la ciudad y en su casco antiguo (41003), barrio de Feria, con sus 148 m de longitud discurre entre la calle Conde de Torrejón y la calle Viriato. Desde la reconquista de Sevilla por el Rey Fernando III el Santo, año 1248, lo hizo con el nombre de calle Ancha o Ancha de San Martín, por motivos obvios de tamaño y ubicación, pero ya en el siglo XIX, en 1848, seis siglos después, pasó a denominarse oficialmente calle Lista en memoria del clérigo Alberto Lista (1775-1848), uno de los más importantes representantes de la Ilustración en esta ciudad. Una calle en la que vivió, sus padres se trasladaron a ella siendo él un niño, pero ni donde nació ni murió, y cuya denominación sufrió cambios a lo largo del tiempo entre el nombre completo (1931) y solo el apellido nuevamente. Un nombre en honor de quien fue uno de los más importantes representantes de la Ilustración en la ciudad.

Alberto José Francisco de Paula Jacobo de Jesús Rodríguez de Lista y Aragón (1775-1848)

Es el nombre completo del niño nacido en la antigua calle de la O, hoy calle Castilla, del arrabalero barrio de Triana, y con el que fue bautizado en la Iglesia de Santa Ana, delante de la misma Virgen de la Victoria ante la cual, dicen, se postró a orar Juan Sebastián Elcano tras volver de su primera vuelta al mundo. El niño que hoy conocemos como Alberto Lista sacerdote, matemático, poeta, periodista y crítico literario sevillano, que ya desde la infancia destacó en matemáticas, al parecer con solo ocho años leía y llevaba las cuentas de los clientes del telar de su padre, a la vez que cursaba estudios de Gramática y Latinidad en el Colegio de San Hermenegildo.

Actividades que no quedaron ahí pues en 1788, con trece años, ocupa la Cátedra de Matemáticas de la Sociedad de Amigos del País y comenzó a estudiar en la Universidad de Sevilla, matriculándose a lo largo de los cursos en diferentes disciplinas: Filosofía, Lógica, Física (mecánica e hidráulica), Artes, Teología, Metafísica o Matemáticas, una disciplina que posteriormente empezaría a impartir (1796) en el Real Colegio de Navegantes de San Telmo de la capital hispalense para. Dos años después, en 1798 ocupar la cátedra de Matemáticas en el colegio de San Diego de Sevilla.

Comienzos del siglo XIX (primer cuarto)

Hombre de vida agitada, prolífica, leída y viajada -‘El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho’, Cervantes, dixit-, nos centraremos solo en aspectos vinculados a las ciencias, la educación y, claro está, Sevilla. En 1801 fue nombrado académico honorario de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, académico supernumerario en 1804 y numerario en 1820; en ese ínterin ganó por oposición (1803) una cátedra de Filosofía en el Colegio de San Miguel del cabildo catedralicio, a la vez que era ordenado sacerdote. En 1806 publicó su primera obra didáctica, Compendio de los preceptos de la Aritmética, no olvidar que según algunos exégetas la primera vocación de Lista fue el estudio de las matemáticas, sin desdeñar por supuesto la literatura, especialmente, la poesía; y en1807 fue nombrado interinamente catedrático de Retórica y Poética de la Universidad de Sevilla. A finales de la segunda década del siglo gana por oposición la cátedra de Matemáticas en Bilbao (1818), publica la primera parte de su obra Tratado de las Matemáticas puras y mixtas 1819 y, tres años después, una segunda edición corregida y aumentada del Tratado de Matemáticas puras y mixtas en 1822. Su vida coincidió con la invasión física napoleónica y la intelectual de las ideas ilustradas y afrancesadas que el sevillano hizo suyas, lo que le trajo nos pocos problemas incluidos el exilio por “afrancesado” al acabar la Guerra de la Independencia.

Comienzos del siglo XIX (segundo cuarto)

El carácter humanista (ciencias y artes) de su formación desde los primeros años de su juventud le llevó ser miembro de varias de las numerosas academias que existieron en la Sevilla de su tiempo, y otras a nivel nacional. Por ejemplo, la Real Academia Española (RAE) que en 1827 le admitió como miembro honorario, al año siguiente le promovía a supernumerario y en 1833 le hacía ocupar el asiento de la letra H como académico de número. Además, dirigió la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla (1841), perteneció a la Real Academia de la Historia (1847) y en 1844 tomó posesión de la cátedra de Matemáticas en la Universidad de Sevilla, una plaza creada expresamente para él por la reina Isabel II, la misma que da nombre oficial al que es conocido popularmente como Puente de Triana. Al año siguiente era nombrado doctor honoris causa en Filosofía y Teología, el mismo año que se creaba la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla de la que fue nombrado decano. A pesar de los no pocos avatares de su vida, Lista fue no solo uno de los poetas más célebres de la escuela sevillana y un extraordinario docente, sino que pudo ver cómo muchos de sus alumnos se convirtieron, con el tiempo y tras sus enseñanzas, en ilustres figuras del panorama político y cultural de España; ciñéndome a la patria chica entre estos destacar a Espronceda, Amador de los Ríos, Bécquer o Larra. Sin duda quien en 1803 empezó a utilizar, literariamente, los seudónimos Licio y Anfriso fue una figura señera de las humanidades españolas de finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX, una de la que ya le adelantaba nació en la orilla de poniente del río Guadalquivir, la del arrabal trianero. (Continuará)

Catedrático de Física y Química jubilado. Autor del blog 'Enroque de Ciencia' (carlosroquesanchez@gmail.com)