En Sevilla los veranos son extremadamente calurosos, tanto que hasta la forma en la que sus habitantes se refieren al calor es particular. En Sevilla, al calor extremo se le denomina «la calor», en femenino, y no en masculino.
La Real Academia Española (RAE) asegura que «en la lengua general culta, calor se usa en masculino». Como si la forma de hablar en español en Sevilla no fuera culta. No obstante, añade que «hay zonas de España y de América donde está extendido su uso en femenino». Aquí sí reconoce la forma expresiva en la que los sevillanos se refieren a las altas temperaturas. De hecho, «hay hablantes para los que el femenino posee un significado propio de calor extremo». A pesar de estar extendido, la RAE lo considera vulgar.
El Diccionario panhispánico de dudas sostiene que «su uso en femenino, normal en el español medieval y clásico, se considera hoy vulgar y debe evitarse. El femenino puede aparecer también en textos literarios, con finalidad arcaizante». Sin embargo, en Sevilla es una expresión coloquial, peor no arcaica ni vulgar. Es el modo en el que el sevillano alude con énfasis a las elevadas temperaturas.
Otra institución, la Fundación de Español Urgente, conocida como Fundéu, sostiene que «no son pocos los hablantes que miran con desprecio a quienes dicen la calor por considerarla una expresión vulgar y poco elegante» y que «las redes están llenas de proselitistas de la forma en masculino que afean el uso de la muy castiza y tradicional la calor y abogan por usar siempre y únicamente el más neutral y anodino el calor».
Así, la Fundéu explica que «la calor» es tan correcto como «el calor»; igual que «la mar» es tan correcto como «el mar». Las Academias de la Lengua señalan en el diccionario que el femenino es válido en Andalucía y algunos lugares de América con el sentido de «sensación que se experimenta ante una elevada temperatura», es decir, cuando se refiere específicamente al calor atmosférico, de modo que se distingue del resto de los sentidos del vocablo. «Fuera de estas regiones suele percibirse como vulgar». Con esa afirmación, la Fundéu reconoce la particularidad de la expresión usada en Sevilla y otras zonas de Andalucía.