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En la calle Mármoles, ubicada en el barrio de San Bartolomé, se erigen tres imponentes columnas de granito egipcio. Cada una con una altura cercana a los nueve metros. Estas columnas, asentadas sobre basas de mármol local y ubicadas a 4,5 metros de profundidad sobre el nivel actual de la calle, datan de la época del emperador Adriano. Se presume que formaban parte de un templo romano, posiblemente un pórtico, lo que las convierte en vestigios de la antigua Colonia Iulia Romula, el nombre romano de Sevilla.
Su hallazgo se produjo en el siglo XVI y en principio se encontraron seis columnas. Estas han tenido diversos usos a lo largo de la historia. En 1574, dos de las columnas se trasladaron a la Alameda de Hércules. Allí, se erigieron las famosas esculturas de Hércules y Julio César.
Columnas en el emplazamiento original de la calle Mármoles
De las seis columnas originales, una se partió durante su traslado al Real Alcázar bajo las órdenes del rey Don Pedro I. Sus restos se abandonaron en la actual calle Mateos Gago. Las otras tres columnas permanecieron en su emplazamiento original en la calle Mármoles, aunque estuvieron ocultas en el patio de una casa hasta que el ayuntamiento adquirió la propiedad y derribó la estructura en 1886, permitiendo su redescubrimiento.
Diversos estudios sugieren que las columnas pudieron haber sido parte del Traianeum de Itálica y que fueron traídas a Sevilla como parte de un expolio para ser reutilizadas en la construcción de algún palacio. Esta teoría se basa en la calidad y la procedencia del granito egipcio, así como en la magnitud de las estructuras que podrían haber albergado en su ubicación original. Hoy en día, las tres columnas visibles en la calle Mármoles son uno de los pocos restos arquitectónicos que tenemos de la antigua ciudad romana.