La Plaza de la Encarnación, situada en el distrito Casco Antiguo, es un espacio abierto y ajardinado de grandes dimensiones y planta rectangular, ubicado cerca del barrio Alfalfa. Este emblemático lugar es testigo de la evolución urbanística de la ciudad desde el siglo XVI hasta nuestros días.

El origen de la Plaza de la Encarnación está vinculado al desaparecido convento de la Encarnación, perteneciente a la Orden de San Agustín, que ocupaba parte de la plaza. El enclave actual es el resultado de diversas modificaciones urbanísticas que han transformado la zona a lo largo de los siglos.

En 1580, se menciona por primera vez la plaza de Regina, que abarcaba parte del lado norte de la actual plaza. En el lado sur, se encontraba la plaza de Don Pedro Ponce. En este entorno, se situaban las casas principales de familias nobles como los duques de Medinaceli, los marqueses de Ayamonte y una de las ramas de los Ortiz de Zúñiga.

En 1587, el ayuntamiento de Sevilla adquirió varios edificios situados entre la plaza de Don Pedro Ponce y la calle Laraña con el objetivo de derribarlos y ampliar el espacio. Durante el siglo XVIII, se colocó la fuente que aún hoy se puede admirar en la plaza. A principios del siglo XIX, durante la invasión francesa, se demolió el convento de la Encarnación y se construyó en su lugar un mercado de tres calles cubiertas de galerías.

En 1948, se planteó la ampliación del eje principal de Campana-Osario, lo que llevó al derribo del tercio meridional del mercado. Fue entonces cuando la plaza ajardinada con la fuente resurgió. El mercado restante fue demolido en 1973 debido a su estado ruinoso, dejando el solar sin construir. Durante los años siguientes, el espacio se utilizó como aparcamiento en superficie y cochera de autobuses.

El cambio radical llegó en 2004, cuando se convocó un concurso internacional de ideas para la rehabilitación de la plaza. El arquitecto alemán Jürgen Mayer ganó el concurso con su innovador proyecto Metropol Parasol, una estructura que se ha convertido en un icono contemporáneo de Sevilla. Con forma de seis grandes setas, el Metropol Parasol ha revitalizado la Plaza de la Encarnación, convirtiéndose en un punto de encuentro y un símbolo de modernidad en el corazón histórico de la ciudad.