José María Fernández, vendedor de la ONCE, repartió ayer cinco cupones premiados con 35.000 euros cada uno en la calle Asunción, cerca de la plaza de Cuba. El sorteo del 2 de septiembre dejó un total de 175.000 euros en la capital.

Fernández fue arquitecto durante 35 años en esa misma calle. En 2014, se afilió a la ONCE tras perder parte de su visión por un infarto macular. Este cambio en su vida, de arquitecto a vendedor de la ONCE, ha sido un reto que afronta con orgullo. «La ONCE ha sido una segunda oportunidad para mí. Me siento muy orgulloso de trabajar aquí. Ha sido una superación y un ejemplo para mis hijos», asegura.

Esta mañana, Fernández cuenta con una sonrisa a cada cliente que ha repartido 175.000 euros con los cupones del día anterior. Busca así localizar a los cinco afortunados. «Me hubiera encantado dar más, pero aun así me produce gran satisfacción. Es como una meta, como cuando uno acaba la carrera», dice. Para él, la clave para ser buen vendedor de la ONCE es vender con pasión e interés, tanto un rasca de 50 céntimos como un producto de 10 euros. También resalta la soledad en Los Remedios, su barrio natal. «Aquí hay mucha gente que viene a comprar su cupón para ser escuchada. Hay mucha soledad en Los Remedios, mucha gente mayor», comenta.