A comienzos del siglo XXI, en 2001, y quizás con la intención de conmemorar el centenario de su nacimiento, el Ayuntamiento de Sevilla bautizaba esta calle -de 142 m de longitud comprendida entre las calles Andrés Segovia, Avenida Pueblo Saharaui y calle Tharsis, y ubicada entre los barrios de Las Huertas, San Carlos y Tartessos del distrito San Pablo-Santa Justa (41008)-, con el nombre de la matemática, pedagoga y escritora toledana Carmen Martínez Sancho (1901-1995), que tuvo a gala ser la primera mujer en conseguir algunas de las metas que se propuso, aunque no todas pretendidas, como la de nacer en el primer año del siglo XX.

Educación secundaria

Fue la segunda de los seis hijos de un matrimonio en el que su padre, ingeniero madrileño ayudante de obras públicas, pretendía que tanto ella como sus hermanos estudiasen en la Institución Libre de Enseñanza (ILE) y, por supuesto, que hicieran el bachillerato. En la familia Martínez Sancho, tanto los chicos como las chicas recibieron la misma educación y realizaron el mismo tipo de actividades; algo muy infrecuente en la época y propio de una ideología liberal que dirían unos que yo me sé. Carmen comenzó sus estudios en la ILE, finalizando el bachillerato en 1918 en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid, donde solo mostró atracción por las clases de matemáticas y literatura. Ni decirle tengo que para el curso académico siguiente estaba matriculada en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Madrid.

Educación universitaria: estudio y licenciatura

En 1918 ingresaba en el primer curso -que era común para las licenciaturas de Ciencias, Medicina y Matemáticas- donde tuvo como profesores a Cecilio Jiménez Rueda en la asignatura Geometría Métrica y a Julio Rey Pastor en Análisis Matemático, ambos docentes de reconocida talla intelectual y pedagógica que potenciaron su interés por las Matemáticas. Sin embargo, quien mayor influencia ejerció en ella fue este último, que por cierto comparte la titularidad de una vía en Sevilla desde 1992, la calle Matemáticos Rey Pastor y Castro, que obviamente aparecerá en esta tribuna. Alumna destacada y dotada de una notable capacidad de memorización, pronto mostró su vocación docente pues, sin haber acabado la carrera, solicitó a la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) su acceso como aspirante al Magisterio Secundario de la Sección de Matemáticas del Instituto-Escuela de Madrid. El mismo que le fue denegado, solo cuando se licenció fue admitida en dicho Instituto-Escuela dándose la circunstancia de que sus hermanos pequeños acudían a sus clases; una experiencia que sin duda resultó decisiva para su posterior desarrollo profesional. El 7 de diciembre de 1926 se licenciaba en Ciencias Exactas con una nota media de sobresaliente.

Educación universitaria: investigación y doctorado

Gracias a la influencia de Rey Pastor la JAE la admitió en 1922 como aspirante al Magisterio Secundario, una actividad docente que continuaría hasta 1927 y que compatibilizaría con la carrera y las investigaciones sobre Geometría diferencial y Series infinitas, que realizaba en el Laboratorio y Seminario Matemático, organismo dependiente de la JAE, animada por el matemático logroñés. Allí colaboró con José María Plans, su futuro director de tesis doctoral, y fruto de dichas investigaciones desarrolló algunas hipótesis, al mismo tiempo que publicaba diversos estudios como ‘Notas sobre algunos espacios normales de Bianchi’ y presentaba la comunicación de Geometría Diferencial ‘Los espacios normales de Bianchi’, en el Congreso de Coímbra de 1925, organizado por la Asociación Española para el Progreso de la Ciencias en colaboración con la portuguesa. En puridad se trataba de un adelanto de su tesis ‘Contribución al estudio de los espacios normales de Bianchi’ que defendió brillantemente apenas tres años después y con la que pretendía generalizar el concepto de espacio normal, definido por el matemático italiano Luigi Bianchi (1856-1928) para “tres dimensiones”, a “n dimensiones”. Además, se propuso mejorar su dominio del alemán asistiendo a las clases que se impartían para los profesores del Instituto-Escuela.

Desarrollo académico y profesional (1927-1930)

O batiendo récords que podríamos decir pues entre 1927 y 1930 completó este brillante y singular palmarés: recibía el Premio Extraordinario de Doctorado, convirtiéndose en la primera mujer española doctora en Matemáticas [1]; era nombrada vocal de la junta directiva de la Sociedad Matemática Española; colaboró en la Revista Matemática Hispano-Americana de la que fue nombrada miembro de su comité de redacción (Continuará).

Catedrático de Física y Química jubilado. Autor del blog 'Enroque de Ciencia' (carlosroquesanchez@gmail.com)