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La provincia de Sevilla guarda un sin fin de curiosas historias. La que hoy nos atañe la protagoniza Léon Degrelle, un político belga y colaborador nazi que, tras la Segunda Guerra Mundial, se refugió nada menos que en la localidad de Constantina, en Sevilla.
Nacido en Bouillon, Bélgica, en 1906, Degrelle fundó el Partido Rexista en la década de 1930, una formación de corte fascista que alcanzó cierta relevancia en la política belga. Durante la ocupación alemana de Bélgica en la Segunda Guerra Mundial, se alistó en la Legión Valona, una unidad de voluntarios belgas que luchó junto a las fuerzas alemanas en el Frente Oriental. Su participación activa y su lealtad al régimen nazi le valieron condecoraciones y reconocimiento por parte de Adolf Hitler.
Al finalizar la guerra y ante la inminente derrota alemana, Degrelle huyó de Bélgica. En mayo de 1945, abordó un avión Heinkel He 111 con destino a España, pero la aeronave se estrelló en la playa de La Concha, en San Sebastián. A pesar de sufrir heridas, logró sobrevivir y fue hospitalizado. Las autoridades belgas lo condenaron a muerte en ausencia por traición y colaboración con el enemigo. Sin embargo, el régimen franquista le otorgó protección, permitiéndole residir en el país bajo una identidad falsa.
Durante su exilio en España, Degrelle vivió en varias localidades, incluyendo el municipio sevillano de Constantina, en Sevilla. Allí construyó una residencia conocida como «La Carlina», que se asemejaba a un castillo y donde se decía que organizaba reuniones con otros exiliados y simpatizantes. A lo largo de su estancia, Degrelle mantuvo contactos con círculos neonazis y escribió diversas obras en las que defendía su ideología y negaba el Holocausto.
A pesar de los repetidos intentos por parte del gobierno belga para lograr su extradición, las autoridades españolas de la época se negaron a entregarlo, alegando diversas razones, incluyendo consideraciones humanitarias y políticas. Degrelle continuó viviendo en España bajo la protección del régimen franquista y, posteriormente, durante la transición democrática. Falleció en Málaga en 1994 a la edad de 87 años, sin haber enfrentado la justicia belga por sus acciones durante la guerra.