Siempre ha existido un cierto morbo disimulado por presenciar la caída en desgracia de los poderosos. La imagen de invulnerabilidad forjada en torno a estos, cobijados bajo la seguridad de la que provee el dinero y los intereses cruzados, parece sugerir de forma indisoluble su contrario, es decir, la humillación pública, el escarnio, el arrepentimiento […]