Quizás con demasiada frecuencia gusto de recordar que «el sol de la infancia» de Machado, ese que quedó inconcluso en sus últimos versos, es el mismo que el mío, el de la calle Dueñas, aunque el poeta y yo pasamos la niñez a diferentes lados del muro. Según lo leído estos días, el huerto claro […]
palacio de las dueñas
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